Por: Camilo Cortés- Useche, PhD (Colombia).

 

El árbol de la vida, con sus ramas infinitas que parecen acariciar el arcoíris, me ha enseñado a agradecer cada instante. Hay momentos extraordinarios, como postales de paisajes lejanos, que me han elevado por las nubes inolvidables del recuerdo. Otros, en cambio, han sido viajes turbulentos, atravesando la niebla de la tristeza, la furia de tormentas internas y los vientos de falsos sentimientos ocultos. Pero no me voy a quejar, porque incluso en los senderos más oscuros, el alma se rejuvenece al recordar el brillo de las tierras y mares por descubrir.

Su silueta en reposo, después de una jornada ardua, es un puerto de paz, como esas tardes en los pueblos olvidados, donde el tiempo parece detenerse. Sus manos, ásperas y nobles, reflejan el esfuerzo de trabajar en el campo, como labrando los surcos de destinos aún por llegar. Sus piernas firmes y seguras son como esas rutas montañosas que te llevan siempre hacia la cima, hacia los sueños, mientras que su cabello desordenado, al viento, evoca la rebeldía de quien se atreve a surcar nuevas rutas, a desafiar la marea de lo predecible.

Cada día ha sido una travesía, un viaje donde el trabajo y la vida se entrelazan como senderos que serpentean por valles y montañas. No ha sido fácil. Los días fuera de casa, las noches solitarias en tierras que no siempre reconocen tu paso. En esos momentos, entre desconocidos, algunos se vuelven compañeros, mientras otros, como sombras, desaparecen sin dejar rastro. Y, aun así, las estrellas de siempre brillan más intensas en los cielos de las tierras inhóspitas, recordándome que el viaje siempre continúa, que la vida, aunque corta, es un tren que nunca deja de avanzar.

Es justo en ese punto, cuando el paisaje pareciera desmoronarse, que el verdadero viaje interior cobra sentido. Ella, el  alma, compañera fiel, no te abandona. Te felicita en silencio, te impulsa por las autopistas de la prosperidad, guiándote hacia la paz que solo los viajeros conocen, esa paz que se encuentra en cada rincón del mundo y en cada rincón del corazón.

A propósito de viajes, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, propuesta por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y adoptada por sus 193 Estados miembros en 2015, estableció 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El Objetivo 16, titulado «Paz, justicia e instituciones sólidas», busca la creación de sociedades pacíficas, inclusivas y justas, en las que se respeten los derechos humanos de todas las personas. En este contexto, la Comisión de la Organización Mundial del Turismo (OMT) para Europa, durante su 68ª reunión, que tuvo lugar del 31 de mayo al 2 de junio de 2023 en Sofía, Bulgaria, decidió que el lema del Día Mundial del Turismo 2024 sería «Turismo y Paz», y que Georgia sería el país anfitrión de los eventos conmemorativos. Este lema refleja la importancia del turismo como un puente para promover el entendimiento, la cooperación, la tolerancia y el respeto entre las naciones, y subraya la paz como un pilar fundamental para el desarrollo pleno de las personas en un entorno positivo y armónico.

La situación actual de conflictos bélicos, que obliga a millones de personas a desplazarse, dejando atrás su hogar, patrimonio, cultura e incluso a sus seres queridos, es uno de los principales desafíos para alcanzar el Objetivo 16. Según el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023 de la ONU, los avances hacia la paz, la justicia y la igualdad están retrocediendo debido al aumento de la desigualdad, la injusticia, los conflictos y la violencia en diversas regiones del mundo.

El lema «Turismo y Paz» es un llamado a la acción para resolver los conflictos y recordar el papel del turismo como un vehículo para mejorar las condiciones de vida, fomentar la cooperación internacional y contribuir al crecimiento económico. El Código Ético Mundial para el Turismo resalta que el turismo debe promover los derechos humanos y dignificar a las poblaciones, al tiempo que fortalece las economías y apoya la resolución pacífica de las diferencias mediante el diálogo y el respeto.

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Camilo Cortés- Useche es biólogo Marino. Maestro en Manejo de Ecosistemas Marinos y Costeros, con doctorado e investigación postdoctoral en el área de las Ciencias Marinas. Su trabajo en el campo de la gestión y ecología marina en la República Dominicana le valió el reconocimiento del “Premio Dr. Alonso Fernández González 2020” a las Mejores Tesis de Posgrado del CINVESTAV en la Categoría Doctorado. Innovador de la sostenibilidad, científico y distinguido por sus aportes en la conservación de la naturaleza. Durante los últimos años ha liderando coaliciones para un modelo resiliente al cambio climático basado en la ciencia, con una idea firme del desarrollo social justo.