Bolivia
Con el telón abajo desde marzo por la pandemia de COVID-19, el circo boliviano ABUHADBA se quedó resguardado en el centro del país.
Sin ingresos por el espectáculo, los artistas decidieron hornear pan para sobrevivir. La elaboración de los panecillos comienza a las cinco de la madrugada, cuando un grupo prepara la mezcla con harina, huevos, leche y levadura. A las siete de la mañana comienza la venta. Vecinos y transeúntes no se resisten a la tentación y compran el pan recién salido del horno.
Todos los integrantes del circo cooperan en la elaboración de su nuevo sustento. Incluso un técnico de iluminación haces las veces de un payaso para atraer a los compradores. Los casi 30 empleados y artistas del circo elaboran entre 200 y 350 panes que son vendidos cada uno a siete centavos de dólar.
El circo ansía que la pandemia y el confinamiento terminen pronto, y el lugar recupere a su público, sus risas y aplausos.
Por: AFP
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