Guadalajara, México.
Durante el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), el reconocido actor Alfredo Castro compartió reflexiones profundas y conmovedoras sobre su carrera y sus personajes en una charla magistral.
«Quiero agradecer al festival por acoger estas películas como parte de una retrospectiva de mí y mis personajes. En estas historias, en estos personajes que me ha correspondido pensar más que interpretar, se han manifestado varios deseos que yo debo satisfacer. Yo estoy aquí para complacerte (al guionista y al director), pero no desde la obediencia, sino desde mi propio sentido crítico, con el deseo de vivir, pensar estos personajes, de darles mi cuerpo,» expresó el actor, pues inició leyendo un texto que da cuenta profundamente de su relación con sus personajes y su trabajo.
Alfredo Castro, conocido por su capacidad de sumergirse en sus roles, abordó la intensa conexión que desarrolla con sus personajes. «Para complacer tantas competencias y anhelos, he debido buscar un cuerpo sustituto: un lugar de resiliencia».
Castro detalló cómo vive a través de sus interpretaciones, experimentando cada acción desde un lugar profundamente reflexivo y emocional. «He vivido en estas interpretaciones. Cada acción se precipita al pensar. El ser ese instante que el cuerpo, el pensamiento, la sexualidad, la afiliación política del personaje, se alía a mí. Actuar es, para mí, el deseo vigoroso de modificar un cuerpo de ficción. Un sujeto que simula la vida. Pensar y vivir sus dolores, sus batallas. Estos sujetos personajes cobran cuerpo y vida con las fallas del actor o actriz, con su cuerpo político».
La relación entre actor y personaje, según Castro, es tanto autónoma como simbiótica. «Los personajes y yo nos relacionamos en el amor, odio, la protesta… Funcionamos de manera autónoma, ellos en personaje y yo independiente, hasta mi muerte».
En sus inicios en el teatro, Castro enfrentó dificultades para separar su identidad de la de sus personajes. «Cuando era joven, tenía dificultad con los personajes, ya que no diferenciaba entre el personaje y yo mismo. Terminaba confundido entre la realidad y ficción. Tuve que crear un tercer cuerpo, donde fuera yo, más el personaje,» reveló, lo que dio cuenta del desafío personal y profesional que esto implicó.
Para Castro, el acto de actuar y transformarse con la palabra mágica «acción» es una experiencia fascinante y abrumadora, pero que maneja con gran equilibrio.
«Es un momento que me lleva a un abismo y que a la vez me es terrorífico. Me lleva a un lugar desconocido, pero ese momento es vital porque da una energía al actuar muy importante. Las preguntas que me hago desde que hice teatro son: ¿Cómo sería esta escena en la realidad sin actuación? Y ¿Cómo esta escena ha sido hecha mil veces por actores y actrices y cómo podría hacerlo de otra manera?«.
Al tratar a sus personajes con una profunda humanidad, Castro establece límites claros para mantener su bienestar emocional. «Al personaje, lo trato como persona. Yo le digo ‘Hasta aquí. Son las 6 de la tarde y ya’. Pongo al mismo nivel lo emocional, lo político, porque la emoción en el cine no tiene igual,» concluyó el actor, subrayando la importancia de balancear su vida profesional y personal.
La charla de Alfredo Castro en el festival ofreció una mirada íntima a la vida de un actor que ha dedicado su carrera a explorar y humanizar cada uno de sus personajes, llevándolos a la vida con una autenticidad y pasión incomparables.
Por: Leslie Almanza / NCC Iberoamérica.
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