Kiev

Una compañía de teatro ucraniana nacida en un refugio antibombas de la II Guerra Mundial, mantiene vivo el arte de la dramaturgia en Kiev, como antídoto contra la deshumanización en plena agresión bélica de las tropas rusas. Y cuando suenan las sirenas antiaéreas, acogen en su guarida a todo el vecindario.

Cuenta la leyenda que ese sótano blindado de un edificio del distrito de Shevchenko, fue utilizado por la Gestapo para realizar interrogatorios, pero desde hace ocho años es la sede de la compañía ucraniana ProEnglish Theater, la única que representa obras en inglés.

Pero en estos tiempos de guerra contra Rusia, el espacio ha recuperado su función original y cobija de forma permanente, desde el primer día de invasión, a una veintena de miembros de la compañía, que también decidieron refugiarse en el arte para calmar la ansiedad e incertidumbre de una ofensiva armada contra la capital.

Las tropas rusas han salido de la provincia de Kiev, pero la guerra sigue cerca en el este del país, y no confían en que los rusos hayan desistido de conquistar la capital.

EL ARTE COMO INSTINTO

«Mantener vivo el teatro no fue una decisión premeditada, fue más un sentimiento de que era lo correcto. En momentos así, para mantenerse mentalmente sano, hay que seguir los instintos más básicos, lo que nos llevó al teatro», explica la actriz ucraniana de origen nicaragüense Anabel Sotelo, una de las directoras del espacio.

Comenzaron a ensayar y hace dos semanas ya interpretaron la obra «The New World Order» de Harold Pinter, seguida por miles de personas en la retransmisión en vivo de Facebook, además de vecinos del barrio que bajaron a verla en directo.

«Empezamos simplemente haciendo algo que nos gustaba. Pero después nos dimos cuenta de que cada vez que ensayábamos, e incluso el día del estreno, se genera un aura que cubre todo el espacio, lo transforma y lo hace seguro. Es un tipo de terapia», explica Anabel.

En los días más duros de la ofensiva rusa contra la capital, el teatro también acogió a decenas de vecinos que buscaban guarecerse de las bombas cercanas. Llegaron a pasar varias noches allí hasta cincuenta personas, incluidas familias con niños, e incluso gatos.

«La convivencia es muy interesante. Por un lado es como un campamento, con horarios fijos, comemos juntos, tocamos la guitarra, vemos películas. Parece festivo, pero al mismo tiempo todos entienden por qué están aquí. Es una doble realidad, no sabes cuál elegir, si la guerra o la vida», apunta Anabel, que cumple hoy 39 días viviendo allá, los mismos que cumple lae guerra.

EXPERIENCIA TERAPÉUTICA

Ella será la protagonista de la obra que ensayan ahora y que representarán en una semana, «La ladrona de libros», de Marcus Zusak, ambientada en la II Guerra Mundial y «con muchos paralelismos con la situación actual en Ucrania».

«La idea de esta obra es que el arte puede salvar vidas en todos los contextos. Eso es lo que sentimos nosotros aquí al hacer arte. Es una autoreflexión a la vez, que resulta terapéutica», indicó.

Tania Shelepko es una de las directoras teatrales de la compañía y compañera de refugio. Ella si huyó de Kiev el primer día de la invasión, cuando las explosiones le despertaron de golpe en mitad de la noche, pero enseguida regresó.

«Salí de Kiev con mi hermana durante 4 o 5 días pero emocionalmente fue muy duro estar fuera. No estar en el sitio donde se supone que tienes que estar. Así que volvimos», indica Tania, que en ese momento no creía que fuera seguro ningún lugar en Ucrania.

Como su casa está cerca de Irpin, una de las zonas más castigadas por los combates en el entorno de Kiev, decidió guarecerse en la sede de ProEnglish Teather, en ese refugio de la II Guerra Mundial, con sus compañeros.

«Intenté ir a casa dos veces pero al estar cerca de Irpin y objetivos militares, los misiles no cesaban de caer, las sirenas eran excepcionalmente fuertes allá. La última vez que estuve allá las paredes temblaban. Cogí lo básico y vine al teatro», recuerda.

El teatro le sirvió de catársis para esa experiencia traumática y fue ella quien dirigió la primera obra que representaron, «The New Order, el pasado 27 de marzo con motivo del Día Internacional del Teatro. Se retransmitió en vivo en su página de Facebook y en la página web de la Convención Europea del Teatro.

«El teatro es lo que me hace sentir viva, me hace ser humana. Es muy difícil mantener la humanidad en una guerra. Cada medida rusa contra Ucrania tiene el propósito de deshumanizar. Siempre tiene el objetivo de destruir la cultura, la educación y todo lo que sea la esencia ucraniana», reflexionó la artista del 31 años.