Suiza 

Más de un millón de personas murieron por la pandemia de COVID-19, originada a finales de 2019 en China y que se extendió por todo el mundo, y aumenta ahora de manera vertiginosa.

El mundo tiene grabadas en sus retinas las imágenes de fosas comunes en Brasil, una morgue improvisada en el Palacio de Hielo de Madrid y camiones frigoríficos con cadáveres en las calles de Nueva York.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las muertes por
COVID-19 podrían duplicarse y alcanzar los dos millones si no se mantienen medidas para evitar la propagación del virus.

Las regiones más afectadas en número de decesos son América Latina y el Caribe, Europa y Estados Unidos y Canadá. Los países con más fallecidos
son Estados Unidos, seguido de Brasil e India. El 11 de enero China registró oficialmente el primer muerto por el SARS-CoV-2, virus responsable de la COVID-19, que se propagó en un principio rápidamente en la provincia de Wuhan, donde fue detectado en diciembre.

La respuesta gubernamental fue drástica en la inmensa mayoría de los casos. A mediados de abril, cerca del 60% de la población mundial, unos 4.500 millones de personas, llegó a verse afectada por algún tipo de confinamiento. Las consecuencias económicas de este encierro, inédito en la historia, llegaron a todos los rincones del planeta.

Comercios cerrados, calles desiertas, aeropuertos vacíos, penuria de abastecimiento en mercados: el mundo no había vivido algo parecido. A nivel mundial, la curva se encuentra en una «meseta» desde principios de junio, con unos 5.000 muertos diarios según cifras oficiales.

El número de un millón de muertos por la pandemia del nuevo coronavirus es mucho mayor al de otros virus recientes, como la gripe A (H1N1) llamada «porcina»; que en 2009 causó oficialmente 18.500 decesos, pero menor al de la terrible «gripe española» de hace un siglo, que en tres "oleadas" causó un total estimado de 50 millones de muertos.

Por: AFP