México.
Investigadores mexicanos encontraron rastros de plaguicidas organoclorados en muestras de sangre de escolares de la ciudad de Salamanca (México) a 15 años del cierre de una fábrica que producía químicos y agroquímicos para las industrias agrícola, textil y de la salud y a 22 años de un desastre ambiental causado por la empresa.
Si bien en la mayoría de las muestras (en suelo y en sangre) analizadas en el estudio se observaron niveles de plaguicidas por debajo del límite de detección y la dosis estimada de exposición diaria (calculada según la concentración de diclorodifeniltricloroetano en suelo) tampoco superó lo perjudicial, los investigadores alertan que décadas después los contaminantes persisten en el ambiente y las personas, incluso que no estuvieron expuestas directamente.
La fuente, según el estudio publicado en la revista Environmental Geochemistry and Health, sería la unidad industrial de la empresa Tekchem S.A.B. de C.V. que cerró en 2007 por las presiones de activistas ambientales que pedían remediación del daño provocado por un derrame de químicos ocurrido el 11 de septiembre del 2000.
Los efectos de estas toxinas en el neurodesarrollo infantil es un problema que afecta a varios países de América Latina y el Caribe. Diana Olivia Rocha, investigadora de la Universidad de Guanajuato y una de las autoras del estudio, señaló a SciDev.Net que en otras regiones de México donde se ha registrado la presencia de plaguicidas organoclorados, “el DDT se utilizaba más bien para el control de vectores como la malaria”, pero en realidad en la zona de Salamanca este padecimiento “no está presente”.
Por esa razón, los autores estiman que la fuente más probable de los contaminantes sean los restos que permanecieron tras el cierre de la planta industrial de Tekchem. El toxicólogo José Dórea, quien no participó en la investigación, detalló a SciDev.Net que la exposición de menores de edad a este tipo de sustancias puede afectar su neurodesarrollo y provocar retrasos en el aprendizaje. “Los niños y niñas son la población más afectada”, destaca.
“El DDT se utilizaba más bien para el control de vectores como la malaria, [pero en realidad en la zona de Salamanca este padecimiento] no está presente” Diana Olivia Rocha, investigadora de la Universidad de Guanajuato.
Pesticidas como el DDT son de especial relevancia debido que tienen la característica de adherirse al tejido graso de los seres vivos. Además, este tipo de sustancias son consideradas Contaminantes Orgánicos Persistentes, es decir, que tiene un tiempo de vida muy largo.
Debido a eso, incluso en países como México y Brasil donde su uso ya fue prohibido, este contaminante puede continuar su distribución a través de la cadena alimentaria.
Además, si una mujer que ha sido expuesta a este tipo de contaminantes queda embarazada, su bebé también puede recibir estos plaguicidas a través de la leche materna.
Según una compilación publicada por Dórea, esta vulnerabilidad para lactantes ha sido documentada en México, Brasil, Nicaragua, Ecuador y Guatemala. “Por eso hablamos de un legado de los pesticidas organoclorados”, destaca el experto.
Sobre el desastre ambiental ocurrido en Salamanca, la maestra y activista ambiental Maura Alicia Vázquez Figueroa relató a SciDev.Net que “la vida le cambió a muchísima gente a raíz de esta contingencia ambiental”. Ella se encontraba en Salamanca cuando ocurrió el derrame y recuerda que lo primero que percibió fue un aroma penetrante.
“El olor es parecido al ajo, pero putrefacto y bastante concentrado”. La maestra fue de las primeras en documentar lo que había pasado a petición del Frente Zapatista de Liberación Nacional, donde militaba. Junto con su esposo, acudió a las colonias contiguas a la unidad industrial para recabar sus testimonios en video.
Al frente de la asociación civil “Humanos por Amor a la Madre Tierra”, Vázquez y sus colegas comenzaron a organizar los Toxitours y el Toxifest, donde daban un recorrido por la zona afectada a manera de protesta.
Sus acciones llamaron la atención de la prensa, y ella considera que fue una de las razones principales por las que lograron que Tekchem se cerrara. La maestra destaca el reportaje publicado por la periodista Marcela Turati en el periódico Excélsior, donde caracteriza a Salamanca como la “ciudad veneno”.
A partir del cierre de la unidad industrial, el gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto invirtió más de 21 millones de pesos mexicanos (poco más de US$1 millón de dólares hoy) en el Plan Salamanca para la remediación del daño. Sin embargo, sus objetivos quedaron inconclusos.
El 22 de noviembre del 2021, mediante decreto presidencial del presidente Andrés Manuel López Obrador se continuó con la remediación. Según solicitudes de información consultadas, a raíz del decreto se han destinado más de 31 millones de pesos mexicanos (alrededor de US$ 1,5 millones) a este propósito.
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