Madrid.
Investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid analizaron más de 250 moscas ‘Bactrocera oleae’ de seis países mediterráneos. Su presencia en acebuches desde hace miles de años ha favorecido el aumento de sus características genéticas, lo que les permite sobrevivir y seguir expandiéndose.
La principal plaga del olivo que provoca graves pérdidas agrícolas y económicas, la mosca Bactrocera oleae, presenta niveles elevados de diversidad genética, es decir, han aumentado sus características genéticas para sobrevivir y expandirse por la cuenca mediterránea. Esto según un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Esta alta diversidad genética puede deberse a un tamaño poblacional grande y al tiempo que la especie lleva establecida en el área mediterránea, unos 400.000 años según algunos estudios.
“La gran extensión olivarera y las condiciones de temperatura y humedad en nuestro país favorecerían la fecundidad de las hembras (pueden poner más de 200 huevos) en las 2 a 5 generaciones anuales”, justifica Esther Lantero, investigadora del Departamento de Genética, Fisiología y Microbiología de la UCM.
Además de la UCM, en el estudio publicado en Insects, participan la Universidad San Pablo- CEU y la Universidad Europea de Madrid.
La “buena salud” de la mosca en España
En el trabajo, las investigadoras analizaron, mediante PCR del ADN mitocondrial, más de 250 individuos procedentes de 28 poblaciones de seis países mediterráneos. De ellos, 154 procedían de 18 olivares de la península ibérica.
En España, “las poblaciones de esta plaga gozan de buena salud genética y, al mismo tiempo, tienen capacidad para migrar a zonas relativamente lejanas en provincias y autonomías diferentes”, añade Beatriz Matallanas, coautora.
Además de la diversidad genética, el trabajo concluye que las poblaciones españolas son genéticamente muy similares. Esto porque en el área mediterránea se aprecian dos grupos genéticos; uno formado por las poblaciones israelíes y del este de Grecia; y otro que engloba las poblaciones de España, Portugal, Italia, norte de África y las poblaciones más occidentales de Grecia.
“La generación de información genética es de utilidad para un control efectivo de sus poblaciones, pues uno de los retos es el mayor conocimiento de la especie y la dinámica de las poblaciones en esta zona”, apunta Lantero.
En los últimos años, las medidas clásicas del control de plagas basadas en insecticidas han resultado ser en muchas ocasiones ineficaces. principalmente por el aumento de la resistencia de las especies.
Los resultados de esta investigación reflejan las dinámicas poblacionales de la mosca del olivo en toda su área de distribución. Esto complementa trabajos anteriores y facilita el diseño de estrategias de gestión efectivas. Además, buscó adaptar a un contexto donde las normativas europeas limitan el uso de productos químicos, lo que favorece las medidas alternativas de control biológico.
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