Ocean Beach, Australia
Unas 200 ballenas piloto murieron tras quedar varadas en una playa barrida por las olas en la abrupta costa del oeste de la isla australiana de Tasmania, donde los rescatistas solo fueron capaces de salvar este jueves a una treintena de ejemplares.
Luego de un intenso día de esfuerzos en condiciones difíciles, solo 32 de las aproximadamente 226 ballenas piloto encontradas encalladas en la playa pudieron ser rescatadas, según los servicios de vida salvaje estatales.
«Hemos estado reflotando a aquellas ballenas consideradas en condiciones de ser liberadas en el mar», dijo Sam Thalmann, un biólogo marino.
«Cada ballena que ha sido liberada fue etiquetada. Lamentablemente, puede haber unas pocas que vuelvan a encallar, pero esperamos que la mayoría se dirija mar adentro«, agregó.
Desde el hallazgo de los animales en la costa oeste de esta isla del sur de Australia, la población de la zona cubrió a las ballenas piloto con mantas y las roció con cubos de agua para mantenerlas con vida.
Pero en la mayoría de los casos no fue suficiente.
«Desafortunadamente, tenemos una alta tasa de mortalidad en este varamiento. Esto se debe principalmente a las condiciones de exposición en la playa Ocean», dijo a los periodistas Brendon Clark, responsable del servicio de operaciones de los servicios locales de vida salvaje.
«Las condiciones ambientales, el oleaje que hay en la expuesta costa oeste, ciertamente está pasando factura a los animales», añadió.
Entre las tareas también estaba la de la retirada de los cadáveres de los animales para evitar atraer tiburones a la zona.
Hace dos años, esa misma zona fue escenario del varamiento de casi 500 ballenas piloto, el mayor registrado en el país. Más de 300 murieron a pesar de los esfuerzos para rescatarlas.
Clark dijo que entonces las condiciones eran menos duras para los cetáceos porque se encontraban «en aguas mucho más resguardadas».
Los restos de los animales muertos serán objeto de necropsias para intentar conocer el motivo del varamiento, a menudo desconocido.
Los científicos sugieren que puede deberse a ejemplares que perdieron el rumbo después de buscar alimento cerca de la costa.
Las ballenas piloto, que pueden crecer hasta los seis metros, son animales altamente sociales y siguen a los compañeros que pueden ponerse en peligro.
A veces ocurre cuando ballenas viejas, enfermas o heridas nadan hasta la orilla y otros miembros de la manada les siguen, intentando responder a las señales de socorro de la ballena que se ha quedado varada.
Otros creen que las playas de pendiente suave como las de Tasmania confunden el sonar de los cetáceos y les hacen creer que están en mar abierto.
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