Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC

Aunque se ha pensado que los desiertos son ambientes desprovistos de diversidad biológica, no hay nada más lejano de la realidad, ya que son espacios con una alta variedad biológica y, en el caso de México, son lugares en donde existe el mayor porcentaje de especies endémicas.

Tal es la diversidad en las zonas áridas y semiáridas de nuestro país que se calcula que tienen más de 6000 especies de plantas. Por ejemplo, en el desierto ubicado en el Valle de Tehuácan-Cuicatlán, que comparten los estados de Puebla y Oaxaca, puede haber hasta 130 especies de arbustos en 4000 m2, incluso es más diverso que un bosque de pino.

Además, más de la mitad del territorio mexicano está ocupado por zonas áridas y semi áridas, es decir, son áreas de lluvia deficiente en donde llueven menos de 400 milímetros al año. Incluso puede haber 200 días sin nubes en un año y las temperaturas del suelo pueden subir hasta los 70 grados.

Estas condiciones son muy adversas para muchos organismos, por lo que las interacciones de cooperación entre plantas y los animales son fundamentales para explicar la diversidad de estos ambientes.

El doctor Alfonso Valiente Banuet, del Instituto de Ecología de la UNAM, explica que en el planeta se ha dado una tendencia general de aridez muy despacio, porque desde hace 4 millones de años empieza a darse una perdida significativa de lluvia y aparece evidencia de la condición de aridez climática en el mundo.

Causas de aridez

La mitad del país está ocupado por ecosistemas de zonas áridas y semi-áridas, porque todas las causas que producen aridez en el mundo se encuentran en México, explica el también integrante del Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM.

Una de estas causas está relacionada con un patrón global de circulación atmosférica, es decir, con el movimiento de rotación de la Tierra, ya que diferentes partes de ésta se calientan más que otras, pues los rayos del Sol llegan más oblicuamente, lo cual genera áreas de mayor calentamiento contra áreas de menor calentamiento.

Por lo tanto, las diferencias de temperatura generan patrones de circulación en la atmósfera y se ha visto que los desiertos en el mundo están en la latitud norte y sur entre los 15 y los 30 grados. En esta franja latitudinal se concentran casi todos los desiertos del mundo.

Otra causa que produce aridez en el territorio mexicano es que contamos con cadenas montañosas que impiden la entrada de los aires cargados de humedad que viene de los océanos.

“Los vientos cuando vienen cargados de humedad del mar entran al continente, chocan con estas cadenas montañosas, que muchas veces tienen arriba de 3 mil metros de altitud, suben y se enfrían y cuando pasan del otro lado pasan bastante más secos. A eso se le llama sombra orográfica”, explica.

Otra causa más local, sobre todo para los desiertos de neblina, está relacionada con la llegada de corrientes frías provenientes de los polos a las costas. Como ejemplo de esto se tienen los desiertos de neblina de Baja California, al norte de México, a donde llega la corriente de California del polo norte y cuando entra aire cargado de humedad en el mar esta corriente se encarga de enfriarlo y genera un efecto de neblina, condición que define un tipo de zona árida.

Una causa más está relacionada con la lejanía a las fuentes de agua. Es decir, las zonas áridas más extremas de Norteamérica están en México, porque son áreas que están muy alejadas de las costas, lo cual provoca que la pérdida de humedad vaya aumentando. Como ejemplo de ello se tienen desiertos muy extremos como el Gran Desierto de Altar y algunas zonas del altiplano de México que son muy áridas.

Estas causas en su conjunto generan las tres principales zonas áridas en el país que son: el Desierto Sonorense que abarca los estados de Baja California y Sonora, el Desierto Chihuahuense que es el más grande de México y abarca más de 10 estados completos o parciales: Durango, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Zacatecas, San Luis Potosí, Hidalgo y Querétaro, y el desierto más pequeño del país que es el del Valle de Tehuacán-Cuicatlán, en los estados de Puebla y Oaxaca.

Cooperación entre organismos

Una característica que distingue a todas las especies en el desierto es cómo sobreviven a la sequía, aunque no explicándola únicamente a través de la adaptación, un término del cual –dijo el especialista– se ha hablado mucho, pero el cual no es necesariamente cierto.

Por ejemplo, explica, que muchas de las especies que actualmente habitan los desiertos no evolucionaron en éstos, pues ahora se sabe que la condición desértica climáticamente es muy reciente en la historia geológica, es decir, se ha dado en los últimos 4 millones de años y muchos de los elementos que habitan actualmente las zonas áridas y semi áridas provienen de ambientes más húmedos.

Por lo tanto, muchos de esos organismos no necesariamente están completamente adaptados para vivir en condiciones áridas o semi áridas, por lo que en estos ambientes se dan distintas interacciones de cooperación entre organismos, es decir, se ayudan para sobrevivir y reproducirse en esos ambientes.

“Siempre se ha abusado mucho de las grandes adaptaciones de los organismos a los ambientes áridos y semiáridos y digamos que sí algunos tienen la capacidad de almacenar agua o tirar las hojas durante la época de secas, sí hay patrones más o menos generales, pero también se ha visto que las especies se ayudan”, destaca.

Un ejemplo es que muchas de las plantas que habitan estos ambientes solo se pueden establecer bajo otras plantas, lo cual se conoce como interacción ecológica, en donde una planta ayuda a la otra y no le hace efecto recíproco necesariamente.

“Pareciera que lo que hemos encontrado es que muchas especies requieren que alguien les ayude y esa es una interrelación entre especies que es fundamental para que los organismos sobrevivan las condiciones que imperan en los desiertos, en los cuales hay poca lluvia y altas temperaturas”, concluye.