Madrid. 

 Los abetos naturales no sólo «generan menos impacto ambiental», sino que «contribuyen a evitar la contaminación generada por la producción y los residuos del abeto de plástico y además pueden reciclados, ha asegurado Miguel Comin, cuya empresa comercializó  el año pasado un millar de ejemplares de esta especie para las fechas navideñas.

Comin, que aboga por «terminar con el sistema de usar, decorar y tirar», propone «alargar el ciclo de vida de los abetos navideños» porque eso «beneficia a todos y no sólo en estas fechas, sino en el resto del año y en los que vienen».

Lo anterior, es una filosofía que comparten cada vez más personas a juzgar por el incremento en el número de encargos, ya que «tanto las ventas como las recogidas han aumentado un 10 %».

A su juicio, «se está dando un cambio de mentalidad en la gente» que incluye «una conciencia sobre el medioambiente» cada vez mayor y que beneficia a iniciativas como ésta, que se convierten en una cadena de acontecimientos.

Ante esto, menciona que «si los clientes demandan cosas que no tengan plástico, se irán creando y poniendo a la venta productos que sean mejores» para el entorno natural.

Economía circular 

Su compañía, miarboldenavidad.com, lleva más de diez años comercializando en la mayor parte de España abetos naturales procedentes de cultivos controlados y ejerciendo «economía circular». Lo anterior, al hacer un seguimiento de cada árbol y recogiendo aquellos que se encuentran en buen estado tras las fiestas, para replantarlos.

Se trata de abetos «cien por cien ecológicos», originarios de plantaciones forestales renovables ubicadas en varias sierras de España, que «ofrecen un valor añadido en biodiversidad a las poblaciones del entorno» puesto que, una vez finalizado su uso, pueden ser recogidos y replantados para ser utilizados de nuevo en años sucesivos.

Comin ha recordado que el abeto de plástico «se fabrica con recursos no renovables como metal o plástico y utilizando además procesos químicos que generan residuos y gastos energéticos»,  lo que aporta un «escaso beneficio ambiental».

Su empresa ofrece también servicios de recogida y replantación para árboles que no han sido comercializados por ella, incluso en el caso de los que carecen de raíces,  pueden ser transformados en composta para que «terminen su vida como un desecho biodegradable que nunca contaminará, al convertirse en abono orgánico”.

Con esta iniciativa, Comin defiende que «no sólo se trata de frenar el impacto medioambiental, sino también el social»,  ya que esta actividad «contribuye al empleo rural y al reto demográfico de detener el abandono del campo», además de favorecer la actividad forestal sostenible «no sólo a corto sino a largo plazo».