Montreal, Canadá.

Durante milenios han convivido en armonía con la naturaleza y dicen ser sus principales guardianes. Pero en la conferencia de biodiversidad la ONU en Montreal, los indígenas temen quedar excluidos de las decisiones y de sus tierras.

Más de un centenar de representantes de pueblos originarios tratan de hacer oír sus voces en la COP15, donde suceden las negociaciones para aprobar antes del lunes un Marco Global de Biodiversidad para la próxima década.

«Queremos un marco, pero que sea respetuoso de nuestros derechos», resumió a la AFP Viviana Figueroa, de la comunidad indígena de Ocumazo (Humahuaca, norte de Argentina) y miembro del Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre Biodiversidad (IIFB, por sus siglas en inglés).

«No queremos que nuestras tierras y territorios sean parte de las áreas protegidas o las otras áreas de conservación», reclamó.

La activista hace referencia al objetivo que propone poner bajo protección 30% de las tierras y mares del planeta, uno de los más de veinte que se negocian con miras a frenar el deterioro de los ecosistemas y la extinción de un millón de especies.

La propuesta conocida como 30×30, que cuenta con amplio aval de los gobiernos, contempla establecer áreas «estrictamente protegidas».

Ello obligaría a marcharse de sus tierras cientos de comunidades nativas, muchas de las cuales ya han estado sometidas a desplazamientos forzados debido a la agroindustria, la minería y otras actividades productivas.

Por eso reclaman «titular las tierras indígenas» u otro mecanismo que las convierta en «socios» de la implementación del acuerdo que se apruebe en la COP15, añadió Figueroa.

En una carta divulgada el sábado en la cumbre, decenas de organizaciones ambientalistas e indígenas exhortaron a los ministros negociadores a desistir de un objetivo «colonial».

«Concéntrense en metas que aborden las causas profundas de la pérdida de biodiversidad y no en un solo objetivo de conservación colonial», reclama la misiva firmada por organizaciones de Brasil, Argentina, Costa Rica, Colombia y de la Amazonia en su conjunto, además de muchos de países africanos y asiáticos.

«Equilibrio ecológico»

Acciones de protesta tuvieron lugar durante la semana fuera y dentro del Palacio de Congresos, sede de la cumbre, para presionar por el reconocimiento del rol de los indígenas como guardianes del 80% de la biodiversidad del planeta.

«Somos nosotros los que hacemos el trabajo. Protegemos la biodiversidad», dijo Valentin Engobo, líder de la comunidad de Lokolama en la cuenca del Congo. «No nos reemplazarán. No los dejaremos».

Prohibir la presencia humana en zonas donde se asientan sus comunidades expondría aún más esos territorios a la degradación, al romperse «el equilibrio ecológico» en el que viven, dijo a la AFP la embajadora de Colombia ante Naciones Unidas, la arhuaca Leonor Zalabata.

La diplomática y activista consideró indispensable que los Estados ofrezcan «garantías» a los indígenas de permanencia en sus territorios y de «autogobierno».

«Nuestros conocimientos ancestrales tienen mucho que decir sobre cómo es la manera de producir y de hacer un desarrollo sostenible», añadió.

El director de derechos y comunidades de la ONG Wildlife Conservation Society, Sushil Raj, llamó en Montreal a no repetir los errores que llevaron al fracaso de los objetivos de la pasada Conferencia, realizada en Japón, donde las contribuciones de los pueblos indígenas quedaron «invisibles».