México.
Imaginemos por un momento un mundo donde las voces de antiguas civilizaciones se desvanecen en el viento, perdiendo la oportunidad de aprender de su sabiduría y legado. Xaltilolli es un acervo conformado por colecciones prehispánicas que nos hablan de las civilizaciones que poblaron el territorio mexicano antes de la llegada de los españoles.
Para construir este espacio, la UNAM integró un equipo de expertos en conservación quienes se encargan de estudiar, conjuntar y difundir la magnificencia de las culturas antiguas.
La mayoría de las colecciones fueron adquiridas gracias a la generosa contribución de coleccionistas, quienes motivados por el deseo de preservar estas piezas y que se reconozca su importancia histórica, optaron por donarlas a la UNAM con el fin de asegurar su debida custodia y conservación.
¿Por qué esta intervención de la UNAM fue necesaria? ¿Estaban en peligro posiblemente estas piezas? “No, por suerte no es un tema de peligro. Las colecciones están en la universidad por diferentes razones y la universidad tiene una gran cantidad de colecciones de diferente naturaleza que es muy interesante. Aquí hubo entregas directas, como la colección de Stavenhagen, que fue la primera colección que entró al Centro Cultural Universitario Tlatelolco en el año 2011 y otras igualmente directas. Una es de Tlatelolco, es una colección pequeña, unas 200 piezas. Otra colección fue de la Fundación Ricardo Martínez de Hoyos, del pintor. Y la que viene, la gran, la parte de la colección que nos falta traer, son 12 mil piezas que vienen de los acervos que se conformaron probablemente en la década de los 50 y 60 para el MUCA”, explicó Lucía Sánchez, coordinadora del Centro de Interpretación Xaltilolli.
El espacio que el Centro Cultural Tlatelolco destina a esta colección mide casi mil metros cuadrados y el público se puede apoyar de recursos digitales, escritos sonoros y lúdicos para reconocer desde esculturas monumentales hasta delicadas cerámicas.
“Tenemos algunos otros elementos como diseños en las vasijas que también representan ocasiones momentos de vida cotidiana o momentos rituales, algunas representaciones de dioses. Tenemos algunos ejemplares de algunos animales, por ejemplo, que también están estrechamente relacionados con la vida cotidiana con el sustento”, destacó Fernando Carrizosa, responsable de la bodega del FUAPO.
Esta pieza se llama cihuateteotl que significa mujer diosa. Esta maravillosa forma de glorificar a las madres que morían dar a luz. A estas mujeres se les consideraba guerreras obteniendo con ello el derecho de acompañar al sol en su trayecto por el firmamento y data del 600 después de Cristo. Esta pieza pertenece a la colección del pintor Ricardo Martínez y nos puede mostrar todo el honor con el que eran reconocidas las madres.
En la bodega del Xaltilolli se conservan alrededor de 200 piezas que forman parte de la colección del pintor Ricardo Martínez.
Estas piezas son representaciones de Xoloitzcuintles, los cuales eran considerados compañeros espirituales de los difuntos en las tumbas, venerados como guardianes de las almas y guías en el inframundo, conocido como Mictlán. Además, tienen una estrecha asociación con el dios Xólotl, deidad vinculada al dominio de la muerte.
Dentro de la bodega del acervo, se alojan aquellas piezas que han sido sometidas previamente a un proceso de restauración y conservación, basándose en una investigación para hallar su significado y su relevancia histórica.
“Hay que documentarlos, hay que ver su estado de conservación, a veces hay que intervenirlos, previo permisos de trabajo, por supuesto, de intervención de los objetos también dado por el Instituto Nacional de Antropología, y el proceso, después de la fase inicial de registro, tiene que ver con contar su historia”, comentó Sánchez.
En el sagrado espacio del Xaltilolli, donde las artes danzan al ritmo de las memorias ancestrales, se entreteje la esencia de nuestra identidad como pueblo.
“La procedencia de la región cultural, de la temporalidad y de lo que simbólicamente significan cada una de las piezas que aquí vemos, se incorporaron al guión curatorial y, dependiendo de la temática, como en el caso donde estamos ahorita que es sobre Cosmovisión, pues es que se elige cada una de las piezas de acuerdo al concepto que se quiere presentar y que se quiere explicar”, relató Carrizosa.
En este refugio de creatividad y resistencia, el arte prehispánico se erige como un faro de luz que ilumina el camino hacia nuestro pasado, presente y futuro.
La resistencia no siempre se manifiesta en grandes gestos heroicos, sino también en la persistencia silenciosa de las tradiciones y creencias que nos muestran las piezas de Xaltilolli, y nos recuerdan nuestra capacidad de preservar y celebrar nuestras raíces culturales.
Por: UNAM.
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