Estados Unidos.
Para analizar el clima del pasado, los científicos perforan el hielo a niveles profundos y extraen secciones tubulares llamadas muestras de núcleo.
En un glaciar o una capa polar, el hielo se ha acumulado a veces durante cientos de miles de años. Al recoger muestras, los científicos se posicionan en una cúpula donde el flujo es más lento y la estratificación del hielo está más intacta.
Perforan el hielo con un taladro especial que puede alcanzar una profundidad de tres kilómetros y extraen muestras que pueden medir hasta cuatro metros de largo. En pozos muy profundos, se precisan cientos de viajes de ida y vuelta durante varios días para recuperar todos los segmentos. Luego, la muestra se abre o se tritura mediante diversos métodos para analizar las burbujas de aire atrapadas en el hielo durante milenios.
La información obtenida reconstruye la historia de la Tierra: períodos glaciales o cálidos, grandes erupciones volcánicas, inversiones del campo magnético, evolución del nivel de CO₂ en el aire.
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