Colombia.

Para muchas personas que viven fuera de su país, los alimentos representan un vínculo directo con sus raíces. En ese proceso de memoria y pertenencia, los exportadores colombianos cumplen un papel clave al llevar frutas y productos del agro nacional a distintos mercados internacionales, permitiendo que los sabores de Colombia crucen fronteras.

Darío Cano es uno de los empresarios que asumió el reto de exportar frutas colombianas, motivado no solo por el negocio, sino también por el impacto emocional que estos productos generan en los colombianos que residen en el exterior. Cano recordó una experiencia vivida durante una feria en Berlín, donde compatriotas se acercaban con entusiasmo al ver frutas como la granadilla o el bananito baby, productos difíciles de conseguir fuera del país tanto por su costo como por su disponibilidad.

Aunque reconoce que exportar desde Colombia sigue siendo un desafío, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, Cano afirma que la satisfacción de ver productos del agro colombiano llegar a distintos países del mundo compensa las dificultades. Para él, el compromiso con la calidad, el crecimiento constante y el amor por la fruta colombiana son los motores que lo mantienen en el negocio.

Las frutas exóticas constituyen la especialidad de su empresa. Kiwi, pitaya, uchuva, granadilla y gulupa hacen parte del portafolio que hoy se comercializa en mercados internacionales. La primera exportación tuvo como destino Madrid, España, con un cliente que continúa activo hasta la fecha, gracias a la calidad del producto, el servicio ofrecido y el conocimiento logístico desarrollado con el paso del tiempo.

Cano enfatiza que el éxito en la exportación depende también del capital humano. Quienes trabajan en la empresa reciben formación básica para garantizar que cada producto enviado cumpla con altos estándares de calidad, asegurando así una buena experiencia para los clientes en el país de destino.

Además de su proyección internacional, la organización fortalece el agro colombiano mediante la compra directa a pequeños productores de regiones como Leticia, Antioquia, Cundinamarca, los Llanos Orientales y Santander. Las frutas son trasladadas a Bogotá, donde se reciben, clasifican, procesan y exportan directamente desde el aeropuerto, lo que optimiza los tiempos y conserva la frescura del producto.

El control de calidad es una etapa fundamental del proceso. Desde la revisión de posibles enfermedades hasta la detección de golpes o sobremaduración, cada fruta es evaluada cuidadosamente para garantizar una presentación adecuada en color, textura y estado general antes de ser enviada.

Actualmente, las frutas de Darío Cano llegan a España, Canadá, Brasil, Francia, Suiza y Portugal, y la empresa avanza en su expansión hacia el continente asiático, llevando consigo no solo productos agrícolas, sino también una parte de la identidad y los sabores de Colombia al mundo.

Por: Canal trece.