Dianamarca.

Carne de res procedente del otro lado del planeta, una particularidad que en este restaurante de Copenhague exhiben con orgullo. “Aquí está nuestra parrillada de ternera, con carne de Uruguay o Argentina”, explicó el Chef del restaurante Flammen.

Es un menú nada trivial cuando se trata de la salud del planeta. La carne de vacuno representa el 55% de las emisiones de CO2 relacionadas con los alimentos en Dinamarca, y no es solo porque llega desde lejos en avión.

“Se debe a que las vacas son máquinas muy imperfectas. Al fin y al cabo, desperdician entre el 80% y el 90% de la energía que ingieren en forma de calor corporal. Y además tienen cuatro estómagos, y eructan y emiten metano”, señaló Henrik Wenzel, profesor de la Universidad del Sur de Dinamarca.

Cambiar el menú, comer ave o pescado puede aliviar el problema, es la solución que han adoptado aquí.  “Al fin, y al cabo, la carne de vacuno es uno de los grandes pescadores, por eso hace unos años decidimos, en lugar de nuestros solomillos de ternera, que de hecho nuestro producto más vendido, pollo y salmón”, contó Thomas Krohn, director regional del restaurante Flammen.

El consumo de carne de vacuno danesa, emite 8 millones de toneladas de CO2 al año, lo que equivale al 40% del objetivo de reducción de emisiones del país, el gobierno no descarta abordar el problema mediante impuestos.

“Estamos analizando todas las posibilidades. Estamos en el proceso de reestructurar nuestra industria alimentaria. Estudiamos cómo crear un impuesto sobre la producción de, entre otras cosas, la carne vacuna. Y luego por supuesto, también analizamos posibles impuestos al consumo, consumo y si se deben utilizar”, detalló Jeppe Bruus, ministro de Hacienda de Dinamarca.

La ganadería representa el 15% de las emisiones mundiales de CO2, una proporción casi tan grande como la del transporte mundial.