México.

La tortilla de maíz, base de la alimentación mexicana más allá de los tacos, su precio aumentó un 64% en los últimos seis años, de 14 a unos 23 pesos el kilo. Por eso, la Presidenta Claudia Sheinbaum, busca bajarlo al menos un 10% durante su mandato mediante un acuerdo con los productores. Pero en vez de alivio, la propuesta genera preocupación entre las pequeñas tortillerías, como la de Leticia.

No estamos de acuerdo porque si nos bajan el precio, nos tendrían que bajar el gas, la luz, por ende también a los molineros les tendrían que bajar el precio del maíz para que ellos mismos nos puedan bajar la maleta, que es la bola de masa, porque si no entonces cómo le haríamos”.

Los precios de los alimentos preocupan a la población mexicana que en promedio consume 75 kilos de tortilla al año. Para un hogar de 4 personas esto supone desembolsar un mes entero de salario mínimo.

“Mi dieta está muy allegada al maíz, entonces sí consumo unas cinco o seis tortillas por comida más o menos y  son tres comidas, pues son 15 tortillas”, dijo un ciudadano.

“Ahora tengo que comprar kilo y medio cada tercer día porque, además de que venden la tortilla más cara, está más cruda y como está cruda, pesa más”, contó otra ciudadana.

El gobierno de Sheinbaum quiere dar incentivos para aumentar la producción de maíz blanco libre de transgénicos, ofrecer a productores pequeños y medianos créditos y apoyo a la comercialización, por ejemplo. Sin embargo, parece difícil reducir costos cuando caen las cotizaciones a nivel mundial, y más complejo aún, será incluir en las negociaciones a 110,000 tortillerías de todo el país.

Está mal, porque en primera va a dar el apoyo al campo y a nosotros quién nos los va a dar, ella va a seguir cobrando sus mismos impuestos, nunca nos los va a bajar. No sé de qué manera quiere ayudar. Ayuda a unos y nos afecta a otros”, dijo.

Además, otros factores que inciden en los mercados locales como la logística y la seguridad. Alrededor del 30% de las tortillerías de México sufren extorsiones, conocidas como cobro de piso. Según datos del Consejo Nacional de la Tortilla, el objetivo es llegar a un precio justo tanto para los productores como para los consumidores, pero pactar los costes representa un desafío, advierte el representante del sector.

“Un congelamiento en los precios que no puede ser porque la mayoría son precios que se tasan con índices internacionales, que hablamos del propio maíz, hablamos de la energético más importante que es el gas y tenemos inseguridades de las carreteras, donde los señores nos dicen: ‘Oiga, Homero, tenemos que subirle el flete porque es peligroso entrar o tenemos que pagar un seguro adicional’”, dijo.

Y si la tortilla es más cara, aunque sean unos centavos, México pasa más hambre. La inflación fue un auténtico quebradero de cabeza para el anterior gobierno de López Obrador que ya lanzó su propio paquete contra la carestía. Ahora, Claudia Sheinbaum, no ha tardado ni un mes en sentarse a negociar con el sector agrícola e industrial para mitigar la escalada de precios en alimentos como el maíz, lo hace sin embargo, ante un panorama económico desalentador.