La medusa inmortal revela su secreto biológico único

México.

Esta pequeña medusa, de un diámetro menor a medio centímetro, guarda el secreto de la vida eterna. Es capaz de revertir el envejecimiento y de regenerarse indefinidamente.

“Podrían mantener, si siguen vivos, una capacidad de vivir indefinidamente”, destacó Alejandra Alvarado, investigadora. 

Se trata de la medusa Turritopsis dohrnii, aunque es originaria del Mediterráneo, hoy se encuentra en todos los mares.

“Se le conoce como hidromedusas. Son medusas pequeñitas, pueden estar nadando en el mar o pueden ser de vida sésil, estar pegadas a un sustrato”, relató Sergio Rodríguez, Facultad de Química de la UNAM.

“Se les calcula una edad de aproximadamente diez millones de años”, destacó Alvarado.

Este singular invertebrado puede regresar de la etapa adulta a una temprana de su vida.

“Es un proceso que se llama transdiferenciación, en el cual él revierte este proceso. Te pasa de una célula especializada a una célula pluripotencial y después de ahí poder volver a regenerar el pólipo y de ahí otra vez el ciclo”, acentuó Rodríguez.

Es como si una mariposa en situación de estrés regresará al capullo para volver a ser oruga. Distintos procesos ambientales podrían activar esta respuesta.

“Puede ser cambios de temperatura, salinidad o que no tenga suficiente comida… Inicia como una transformación celular”, relató Alvarado.

En 2022, en un esfuerzo por descifrar el secreto de la inmortalidad, especialistas de la Universidad de Oviedo, en España, compararon su genoma con el de Turritopsis rubra, su hermana mortal. Identificaron genes que le permiten la reparación de su ADN. El proceso de regeneración celular de estos animales puede ser útil para investigar mecanismos de envejecimiento y emplear este conocimiento con fines médicos. 

“Por eso, las proteínas que tienen que ver con la reparación, la duplicación, también la recombinación de ADN, son esenciales para todos los organismos, pero sobre todo para un organismo que quiera tener un ciclo de muchas divisiones celulares”, concluyó Jeronimo Rodríguez, Instituto de neurobiología, UNAM. 

Por: TV UNAM.