Estados Unidos
Inteligencia Artificial, red 5G y coches inteligentes: El futuro diseñado por las empresas tecnológicas se legisla en Washington, núcleo del poder político en Estados Unidos, con retos que van desde redactar nuevas leyes de tráfico hasta determinar lo que se podrá imprimir en 3D.
«Si estás en el negocio tecnológico, ahora estarás pasando más tiempo en Washington D.C. que nunca», aseveró recientemente el presidente de Samsung en Norteamérica, Tim Baxter.
La importancia de la legislación es incuestionable para los principales empresarios de un sector que está modelando el futuro, aseguraron esta semana representantes de las principales tecnológicas en una convención que organizó en Washington el Caucus Hispano del Congreso.
Por ello, Amazon ubicará sus nuevas oficias entre el Pentágono y el Capitolio, edificio cada vez más vinculado con el universo «tech» de Silicon Valley.
Además, el director de Google, Sundar Pichai, se sentará este mes por primera vez ante los congresistas, mientras que meses antes el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, hizo lo mismo.
Algunos ejemplos que ilustran la razón por la que los pasillos del Congreso reciben cada vez a más ejecutivos de Silicon Valley son claros: si con la impresión 3D cualquier usuario puede ser productor.
«¿Alguien podrá crear pistolas con su impresora?», cuestionó la consejera legal de HP, Jennifer A. Prioleau, en el foro del Caucus Hispano.
El futuro «internet de las cosas», que conectará en la red a todo tipo de objetos como automóviles y señales de tráfico, también plantea nuevos retos legislativos que afectan al transporte.
Con gran expectación, el gerente de Samsung presentó en ese evento su prototipo de coche conectado plenamente a internet, algo que abrirá «nuevas posibilidades para prevenir accidentes e introducir medidas de seguridad».
Fabricantes de automóviles y empresas de transporte, como Toyota, Ford, Uber y Lyft, buscan dar con la fórmula que traslade a lo cotidiano, sin infringir la ley, estos avances.
«Estamos tratando de entender qué está pasando», matizó el director de Asuntos Gubernamentales de Toyota, Robert Chiappetta.
La regulación de los patinetes eléctricos que han tomado las ciudades es el principio de un proceso que llegará a la circulación de coches autónomos, ya experimentada por una filial de Google en las carreteras de Arizona.
El previsible cambio que vivirán las urbes irá acompañado de una transformación de los hogares, cada vez más inteligentes y controlados por asistentes de voz de Google, Amazon, Apple y Samsung.
Para que sus prototipos funcionen, estas empresas tecnológicas se afanan por encontrar modos más sofisticados de recopilar y gestionar datos, el combustible del nuevo motor que controlará ese futuro ya diseñado: la Inteligencia Artificial (AI, en sus siglas en inglés).
«La cuarta revolución industrial está cimentada en la gestión de datos», reconoció Prioleau.
La afirmación de la consejera legal de HP coincide con el testimonio del director del área Internet de las Cosas de Intel, Jose Alvaro Avalos, para quien «analizar datos es la parte más importante para que las máquinas sean capaces de aprender y tomen decisiones autónomas cada vez más acertadas».
Esta compañía cuenta con procesadores en la mayoría de aparatos, desde ordenadores personales a máquinas en las calles, por lo que «puede abanderar una posición de liderazgo» para recopilar información en cualquier circunstancia.
El de los datos es un asunto que afecta a la legislación no solo por la privacidad de los usuarios, sino también en lo económico.
Durante los días de ofertas de Acción de Gracias, los pagos desde el móvil supusieron el 42,6 % de las transacciones efectuadas, según datos de Adobe Digital Insights, algo que el director de la división de sistemas de pagos inteligentes de Visa, David Capezza, recordó antes de reivindicar la adopción de internet entre consumidores y pequeño comercio.
A su lado, el presidente del área de política tecnológica de McAfee (empresa dedicada a la seguridad en la red), Kent Landfield, puso en la mesa el debate sobre la brecha digital, que podrá aumentar.
«Internet es muy vulnerable. (…) Si desconoces el lenguaje y los códigos de la red estás en una situación de desventaja y con menor seguridad», introdujo Landfield sobre una realidad con la que los legisladores deberán también lidiar.
por: Javier Romualdo/ EFE
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