Guadalajara, México.

El jardín, un espacio históricamente asociado a lo doméstico y lo femenino, ha sido escenario de avances en la botánica y fuente de inspiración para la literatura.

Con este contexto, Susana Magallón, destacada botánica y directora del Instituto de Biología de la UNAM, y la escritora española Luci Romero, ganadora de la I Residencia de Literatura y Medio Ambiente del Ceneam, sostuvieron un diálogo en FIL Guadalajara en compañía de María Emilia Beyer sobre la intersección entre ciencia y literatura, lo que recordó a quienes han transformado el mundo vegetal en un motor de conocimiento y arte.  

Entre la ciencia y la poesía del jardín

Susana Magallón ha dedicado su vida a desentrañar los misterios evolutivos de las plantas con flores, particularmente fascinada por la rareza de las flores azules. Combinando información de especies actuales y fósiles, investiga cómo las estructuras florales han influido en la diversidad vegetal. Su trayectoria la ha llevado a ser miembro de la Royal Society en Londres y la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, reconocimientos que refrendan su liderazgo global en la biología.  

Magallón encuentra en el jardín no solo un laboratorio natural, sino un refugio poético y metafórico. “El jardín es amor por la vida”, comentó y recordó cómo su curiosidad infantil por los ciclos de las plantas se transformó en una pasión profesional y personal.

Además, destacó el papel del Jardín Botánico de la UNAM, que celebra 65 años como un espacio donde la adaptación y la biodiversidad cuentan una historia de resiliencia en el suelo volcánico de la Ciudad de México.  

El arte de narrar la naturaleza

Con una carrera que une la gestión cultural, la poesía y el ensayo, Luci Romero aborda el jardín como un espacio literario y político. Su obra más reciente, “El arte de contar la naturaleza”, explora el nature writing y la conexión emocional entre los humanos y su entorno. Romero resaltó cómo, históricamente, el jardín ha sido para las mujeres un lugar de libertad, creación y resistencia frente a las limitaciones sociales.  

“El jardín es metáfora, refugio y escenario de múltiples narrativas”, señaló. Inspirada por figuras como Rachel Carson, quien promovió el sentido del asombro hacia la naturaleza, Romero ve en el acto de cultivar un jardín un reflejo de valores culturales y personales, así como una respuesta subversiva al control y la exclusión histórica.  

Entre flores, letras y resistencia

Ambas invitadas coinciden en que el jardín trasciende su función estética para convertirse en un espacio de inclusión, creatividad y estudio. Desde los jardines de Toni Morrison, donde se mezcla la belleza y la exclusión, hasta los estudios científicos de Magallón sobre la evolución vegetal, el jardín se erige como un punto de encuentro entre ciencia, arte y humanidad.  

Este evento será una oportunidad para reflexionar sobre cómo las mujeres, en la botánica y la literatura, han encontrado en el jardín un territorio para dejar su huella en el conocimiento y la cultura. Un espacio que, más allá de sus límites físicos, sigue floreciendo en múltiples direcciones.

Texto y fotografías: Leslie Almanza / NCC Iberoamérica.