México.

La afección que se describe en la actualidad sobre el futuro de la humanidad nos muestra dos escenarios probables. Uno donde reina el caos donde la necesidad lleva a las personas a reaccionar desde lo más primitivo de sus instintos para sobrevivir en un planeta destruido por la mano del hombre.

En donde el acceso a los recursos básicos como el aire y el agua limpia, es limitado y la belleza natural fue aniquilada por un mal uso de los recursos. El otro escenario es un mundo donde ciencia, tecnología, voluntad ciudadana y acción política se unen para detener la crisis climática.

Se opera de una forma sustentable y se desarrollan políticas mundiales para lograr una convivencia pacífica y respetuosa con el entorno y con todo lo que habita en el planeta. Este último escenario es la Antártida.

La Antártida alberga muchos misterios invaluables y soluciones a los desafíos del siglo XXI. A través de sus organismos extremófilos podemos apreciar la extraordinaria adaptación a la vida. En sus hielos perpetuos se encuentra la historia atmosférica de la Tierra. Es como una máquina del tiempo.

El significado de lo imposible lo encontramos en sus volcanes o lagos líquidos que están bajo capas de hielo que miden kilómetros. Ella, la Antártida, es la más brutal en bajas temperaturas y velocidad eólica en todo el planeta. Además, excepcional relación con todos los océanos la hacen el corazón del mundo.

Sin duda su situación jurídica es única en la historia, donde sin bandera, soberanía o moneda se ha convertido en el último lugar de la Tierra donde la paz y la ciencia reinan por medio del Tratado Antártico. Esto y mucho más hace pertinente a este continente, digno de ser preservado y presentado a todo el mundo.

Por: AMEA.