Finlandia
En medio de un nuevo terreno que acaba de despejar, Matti Jäppilä señala los numerosos anillos de crecimiento de un enorme tronco de árbol. Tiene casi tres siglos de antigüedad.
«Empecé a cortar sistemáticamente en estas parcelas, para tener una ventaja», dice a la AFP este ingeniero forestal de 52 años.
En Finlandia, donde el 75% del territorio está recubierto por bosques, muchos habitantes están preocupados por el nuevo proyecto europeo de biodiversidad, destinado a proteger la naturaleza.
En un país donde el 18% de las exportaciones correspondieron en 2020 al sector forestal, con 10.400 millones de euros (cantidad similar en dólares», temen que el proyecto los lleve a la ruina.
En el sur de Finlandia, cerca de Askola, el fuerte sonido de una desbrozadora resuena en el espeso bosque boreal de abedules y coníferas, donde el maderero finlandés prepara otra gran tala para diciembre.
Antes de que la UE le impida hacerlo, explica. «Es mejor cortar los pinos viejos ahora que esperar», manifiesta.
Si una gran parte de su bosque, propiedad de su familia desde hace 300 años, se convierte en zona protegida, será «imposible» transmitirla a sus hijos, asegura el responsable forestal.
«Es muy preocupante», dice.
La Comisión Europea propuso en junio un proyecto de legislación para la «restauración de la naturaleza».
– Tensiones en el gobierno –
El objetivo es que un 20% de los espacios naturales como los bosques o las marismas regresan antes de 2030 al estado en el que estaban en los años 1950.
El proyecto incluye todos los bosques, ya sean naturales o cultivados con fines forestales.
Además del rechazo del influyente sector forestal finlandés, el proyecto ha provocado tensiones dentro del gobierno de coalición de la primera ministra Sanna Marin.
El partido verde, favorable al texto europeo, chocó con el partido del Centro, tradicional apoyo del sector forestal y agrícola.
Tras arduas negociaciones, los cinco partidos en el poder acordaron que el plan europeo no era aceptable «sin cambios sustanciales»
La oposición, que reprocha al gobierno no haber bloqueado el plan de la Comisión, presentó una moción de censura, que el ejecutivo superó con 103 votos a favor y 73 en contra.
«Esta regulación propuesta por la Comisión es excepcionalmente injusta para Finlandia», lamenta Saara-Sofia Sirén, una diputada del partido de derecha de la coalición.
Según ella, el plan le costaría Alemania 190 millones de euros anuales. En cambio, para Finlandia sería mucho más, «cerca de 1.000 millones».
– Bosques en peligro –
Otro de los problemas citados es que la Comisión elaboró la estrategia sin consultar a los Estados, cuando la gestión forestal es una competencia nacional.
Es «importante» que las decisiones que atañen a los bosques permanezcan «a un nivel nacional», insiste Sirén.
Finlandia no es el único país que se muestra reticente.
En julio de 2021, diez países europeos, entre ellos Alemania, Austria, Francia y Suecia, expresaron su «profunda preocupación» por las iniciativas europeas relativas a los bosques.
Pero para Jaana Bäck, profesora de ciencias forestales de la Universidad de Helsinki, «no hay duda de que estas medidas son necesarias para detener (…) la destrucción de la biodiversidad».
«Esto no ocurrirá sin una intervención activa», dijo a la AFP.
Tras décadas defendiendo las iniciativas individuales, la UE considera que el nivel de protección «dista mucho de ser suficiente».
«Los bosques están protegidos en Finlandia, pero no lo suficiente. Por ejemplo, tenemos muy poca protección de los bosques antiguos», advierte.
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