Italia.

En este túnel de 5 kilómetros, a mil metros de profundidad, los científicos estudian los terremotos. Provocan sismos controlados que permiten observar lo que ocurre en la falla, no desde la superficie, sino directamente, con sensores instalados en la roca. Así pueden entender no solo por qué, sino también cómo ocurre un terremoto.

En el proyecto trabajan el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia, la Universidad de Aquisgrán en Alemania y el Politécnico de Zúrich, ETH. Juntos han identificado una falla específica.

Queremos estimularla para que genere un terremoto máximo de magnitud 1. Lo estudiaremos y monitorearemos con los sistemas que estamos instalando”, dijo Massimo Cocco, INGV.

Normalmente, los sismos ocurren a 10 o 15 kilómetros de profundidad y solo se pueden analizar desde la superficie. El proyecto FEAR, en cambio, busca captar las señales del inicio del terremoto que los sistemas convencionales no detectan. Los experimentos, por seguridad, se hacen a distancia. Y la magnitud es tan baja que no se percibe en la superficie.

“Aquí logramos condiciones naturales. El nivel de esfuerzo tectónico es equivalente al que esperamos en la naturaleza”, contó Antonio Rinaldi, ETH Zúrich.

Las paredes del túnel son de gneis y granito con 300 millones de años. Por la galería fluye agua de la montaña, que los investigadores aprovechan: la presurizan con bombas y la reinyectan en la falla para hacerla mover.

Recientemente, se construyó un nuevo túnel lateral para instalar sensores directamente en la falla. Comprender mejor cómo se propagan las ondas sísmicas permitirá en el futuro proteger mejor a las poblaciones expuestas a los terremotos.

“No buscamos predecir terremotos, sino estudiar su previsibilidad. El reto no es solo obtener datos científicos, sino también dejar este laboratorio como legado para las nuevas generaciones”, concluyó Cocco.

Por: RAI.