México.
México avanza con paso firme hacia la eliminación del virus de la hepatitis C como problema de salud pública. A través de un enfoque humano, integrado y centrado en la atención primaria, el país demuestra que eliminar esta enfermedad es posible.
“Prevencasa es una organización que entró al programa de eliminación de la hepatitis C. Ofrecemos una clínica comunitaria. Estamos ubicados en la zona norte de Tijuana, es decir, un espacio donde hay un alto flujo de consumo de sustancias, así que nuestros pacientes de la clínica son principalmente usuarios de drogas. Ofrecemos servicios médicos, atención primaria de la salud, aquí encuentran también pruebas de detección de VIH, de hepatitis y de sífilis. Cuando ya se trata de una atención secundaria, una atención de segundo nivel, es cuando les hacemos las vinculaciones”, detalló Lilia Isabel Pacheco, coordinadora de Prevencasa.
“Como yo soy una persona que usaba inyectables, yo vivía en situación de calle. Empecé a notar un deterioro de mi salud, en mi sistema inmunológico me daban generalmente muchas diarreas, pérdida de peso y un dolor muy agudo en la parte abdominal. A pesar de esos síntomas, yo seguía consumiendo y llegué un punto en que sí me acerqué a una parte en la que realicé en pruebas rápidas en la zona centro y salí positivo para ambas y sífilis también, pero aun así, yo no tenía ni los documentos, ni tenía nada en regla como para acercarme al tratamiento en las instituciones gubernamentales”, compartió Martín Ernesto Soto, sobreviviente de hepatitis C y paciente de Prevencasa.
“En el año 1985 tuve una transfusión sanguínea y 18 años después los médicos se dieron cuenta de que tenía alteradas las pruebas de funcionamiento hepático, se dieron cuenta que yo ya tenía hepatitis C. En aquel entonces se sabía muy poco acerca de la hepatitis C. Además el tratamiento de interferón era prácticamente una quimioterapia de 48 semanas, muy difícil de llevar a cabo, pero finalmente logré eliminar el virus”, contó José Antonio Oñate, sobreviviente de hepatitis C y activista.
“Se ha estimado que en México puede haber más de 600 mil personas viviendo con hepatitis C. Entonces, además de ampliar el diagnóstico, también tenemos que ampliar el número de sitios donde se puede tratar la hepatitis C, sacándolos no solo de tenerlos en los hospitales generales u hospitales de alta especialidad, sino también llevarlos a unidades de primer nivel, a unidades cercanas a la gente donde puedan recibir el tratamiento adecuado. Se ha hecho un amplio uso de pruebas de diagnóstico, pruebas de tamizaje basados en estrategias de pruebas rápidas que se pueden aplicar con un piquetito en el dedo y tener resultados en alrededor de 5 minutos”, detalló Juan Luis Mosqueda Gómez, director general CENSIDA.
“El objetivo es realmente desarrollar una hoja de ruta de cuáles son esas líneas prioritarias que México puede llevar a cabo para acelerar esta respuesta y puedan llegar a la eliminación de la hepatitis C, pues en pocos años, es decir, antes del 2030”, explicó Mónica Alonso González, jefa de unidad de VIH, ITS, TB y hepatitis virales de OPS.
“Hay que acercar el programa a donde está la comunidad, acercarse a la par a poblaciones clave y a programas como programas de reducción de daño. Queremos vincular a más personas a tratamiento y seguimos trabajando para acercar a más personas a este programa de eliminación”, agregó Pacheco.
“Estoy agradecido de haberme rendido, porque hoy en día puedo compartir con los demás mi propia experiencia. Mi salud estuvo comprometida muchas veces, yo no tenía nadie a mi alrededor y aun así encontré las personas adecuadas que me han permitido hoy en día ayudar a los demás”, contó Soto.
Por: Organización Panamericana de la Salud (OPS).
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