Sevilla, España.
La Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), junto al Museo de Historia Natural de Londres y el Museo Nacional de Kenia, ha hallado en los altos montes del país una nueva especie de anfibio, el sapo volcánico, que ha arrojado algo de luz sobre la historia evolutiva de los anfibios en África Oriental.
Christoph Liedtke, investigador de la EBD-CSIC y primer autor del estudio, apuntó que «fue increíble ver las primeras imágenes del animal. Con un primer vistazo, estaba claro que se trataba de una nueva especie. No se parecía a ninguna otra».
El descubrimiento de la nueva especie de sapo, según ha informado la EBD-CSIC en un comunicado, «ha desconcertado a la comunidad científica por su singular aspecto y también por su inesperada procedencia«.
Contrariamente a la creencia predominante de que la mayoría de las especies de anfibios de Kenia se originaron tras el descenso de la actividad volcánica hace millones de años, el sapo volcánico de Kenia podría haber evolucionado hace 20 millones de años, lo que lo hace bastante más antiguo que la formación volcánica del propio monte Kenia.
Hasta ahora sólo se ha encontrado un sapo macho, por lo que el equipo científico está deseando descubrir más ejemplares para reconstruir su extraordinaria historia evolutiva.
El doctor Simon Loader, conservador principal de Vertebrados del Museo de Historia Natural, precisó que «muchas de las montañas de Kenia son volcánicas o comparativamente nuevas desde el punto de vista geológico, por lo que encontrar un linaje antiguo que ha persistido durante millones de años es alucinante. Es un verdadero enigma averiguar cómo llegó hasta aquí».
El sapo fue descubierto por primera vez en una trampa en el Monte Kenia en 2015, y ya, en un primer momento, parecía ser muy diferente de las especies que normalmente se encuentran en la región.
Los doctores Patrick Malonza y Victor Wasonga, conservadores de los Museos Nacionales de Kenia, fueron los primeros en darse cuenta de que «no se parecía a nada que hubiéramos visto antes; se parecía a una especie que conocíamos de Tanzania llamada Churamiti maridadi, un sapo arborícola de los bosques húmedos de las montañas Ukaguru».
Para confirmar si se trataba de una nueva especie, Malonza y Wasonga se pusieron en contacto con Liedtke y Loader, que habían estado estudiando los sapos de los bosques montañosos Tanzania, con los que este ejemplar compartía ciertas semejanzas.
Había que comparar sus rasgos, su forma y su color, así como su ADN, revelando los resultados que no sólo se trataba de una nueva especie, sino de una rama aún más diferenciada del árbol de la vida, conocida como género.
Entre los rasgos distintivos del nuevo sapo figuran su menor tamaño, un cuerpo más parecido al de una rana y unas marcas distintivas verdes y marrones. Sus diferencias genéticas y morfológicas con respecto a otras especies de sapos conocidas han llevado a su reconocimiento a nivel de género.
A pesar de haber sido descrita formalmente como una nueva especie, aún se desconoce mucho sobre este sapo. Sus características físicas, como las yemas de los dedos alargadas, sugieren que puede ser un trepador.
El descubrimiento del sapo volcánico de Kenia ha suscitado interrogantes sobre la posible existencia de otros linajes de anfibios por descubrir en África Oriental, lo que subraya la necesidad de seguir investigando y explorando la región.
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