Aunque el 71,5 por ciento de encuestados en 19 países se mostraron eventualmente dispuestos a vacunarse contra la COVID-19 si se demuestra que la vacuna es segura y eficaz, los niveles de confianza son insuficientes para responder a las demandas de inmunidad colectiva, según los científicos.

«No llegamos al 80 por ciento, que es lo que nos hubiera gustado ver», dijo a SciDev.Net Jeffrey V. Lazarus, autor principal del estudio realizado en junio con 13,426 participantes de Europa, África, Asia y las Américas.

Un 14 por ciento de participantes respondió que se negaría a vacunarse y otro 14 por ciento dijo estar indeciso. Para los investigadores, esta tasa de vacilación es alta frente a la pandemia.

Los encuestados que señalaron niveles más altos de confianza en la información brindada por fuentes gubernamentales tenían más probabilidades de aceptar una vacuna; y el 61,4 por ciento de todos los participantes informó que aceptaría la recomendación de su empleador de recibir la vacuna, según el estudio publicado en Nature Medicine.

China aparece con la mayor aceptación (88,6 por ciento), un resultado que reflejaría la tendencia de las naciones asiáticas a mostrar una fuerte confianza en sus gobiernos, dicen los autores.

Países de renta media, como Brasil (con 85,3 por ciento), Sudáfrica (81,5 por ciento) y Corea del Sur (79,7 por ciento), también obtuvieron altos porcentajes.

Los otros dos países latinoamericanos incluidos en la encuesta igualmente mostraron buenos porcentajes de aceptación: México 76,2 por ciento y Ecuador 71,9 por ciento.

Y aunque la pandemia alcanzó su punto álgido en Europa en junio, cuando se realizó la encuesta, el Reino Unido (71,4 por ciento), Italia (70,7 por ciento), Francia (58,8 por ciento) y Polonia (56,3 por ciento, mostraron una baja aceptación. La respuesta más negativa la dio Rusia (54,8%).

“Necesitamos generar confianza en los gobiernos, pero a su vez, los gobiernos deben esforzarse por brindar una política transparente, basada en datos sólidos y una comunicación clara y precisa”; afirma Lazarus, jefe del Grupo de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto de Barcelona para la Salud Global (ISGlobal) y profesor de la Universidad de Barcelona.

La desinformación y la cultura, causas de la desconfianza

Las creencias religiosas o la cultura, la desinformación y los grupos antivacuna son señalados por los autores como los principales vectores para la renuencia a las vacunas, un problema identificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019 como una de las diez principales amenazas para la salud mundial, junto con el cambio climático, el ébola y el VIH.

Según Lazarus, es responsabilidad de los gobiernos “explicar la importancia de la vacunación y dejar claro el nivel de efectividad de la vacuna, la duración de la protección y la importancia de cubrir a toda la población para la inmunidad colectiva”.

Carmelo Polino, investigador del Centro Redes, Argentina, y profesor de la Universidad de Oviedo, España, coincide en que es vital considerar el diálogo entre gobiernos y sociedad, la alfabetización científica de la población, además de involucrar a personas y grupos de la comunidad socialmente destacados para lograr una mayor participación de la población, como recomienda el estudio.

También cree que poner énfasis solo en la seguridad y eficacia de la vacuna no garantizará una mayor aceptación.

Para él, es importante considerar modelos multifactoriales que “van más allá de lo que la gente acepta o rechaza”. También llama la atención sobre el pequeño tamaño de la muestra del estudio: el número de participantes por país varía de 619 a 773.

“Es un número bajo para encuestas nacionales”, comentó telefónicamente a SciDev.Net. “Esto no invalida la importancia del estudio, pero requiere cautela con la ponderación de sus resultados o con las diferencias entre países”, advierte.

Algunos resultados previsibles

Según Polino, algunos resultados eran previsibles, como la mayor proporción de personas mayores que se mostraron más dispuestas a aceptar una vacuna, al igual que las personas con mejor nivel educativo y de ingresos.

Y está de acuerdo en que la aceptación de la vacuna puede estar relacionada con la credibilidad de los gobiernos, como señala el estudio, pero esto no debe verse como una relación causal. “El análisis debe incluir variables contextuales, políticas y culturales”, precisa.

Por ejemplo, un estudio realizado en los EE. UU. mostró que 62 por ciento de estadounidenses teme que la presión política de Trump lleve a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) a apresurarse a aprobar una vacuna contra el coronavirus sin asegurarse de que sea segura y efectiva. El 54 por ciento dijo que no querría vacunarse si se aprueba una vacuna antes de las elecciones, mientras que el 42 por ciento dijo que sí lo haría.

Otro estudio global, que mapeó la confianza en las vacunas en 149 países entre 2015 y 2019, mostró un descenso en las personas que ven la vacunación masiva como segura y efectiva. «Es un fenómeno muy complejo y volátil, que dificulta la comparación de los hallazgos», concluye Lazarus.

Enlace al estudio en Nature Medicine

Por: Sci­dev Amé­ri­ca La­ti­na,Washington Castilhos.