Alemania.

Wacker Chemie la multinacional alemana, emplea unas 60.000 personas y es una de las mayores empresas químicas en el denominado triángulo químico en el estado federado de Baviera.

Los hornos de craqueo como estos requieren enormes cantidades de energía que mayormente genera el gas natural ruso. Si no llega el gas necesario, la empresa no podrá mantener en funcionamiento su planta de producción.

“Dependemos del gas natural, ya que la planta funciona con turbinas de gas que generan nuestra energía y nuestra calefacción. Si se interrumpe el suministro, tendremos que parar las turbinas y obtener la energía y la calefacción de fuentes externas. Esto supondría un reto enorme”, dijo un trabajador.

El gas ruso pasa por Ucrania, se almacena en Austria y de allí pasa a Baviera. Pero Moscú ha reducido el flujo por este canal. Si Rusia interrumpe el suministro por completo, la demanda de energía de Wacker Chemie aumentará y la empresa se verá obligada a recurrir a petróleo enviado desde Italia.

“Este sería el paso que habría que dar. Pero si el grifo del gas se cierra de repente, será muy difícil cambiar de sistema de producción de inmediato”, comentó otro trabajador de la empresa.

Por ello, la empresa presenta sus nuevos planes. Quiere dejar de lado el gas y apostar por el hidrógeno, que es mucho más ecológico. Para ello solo se necesita agua, además de energía verde procedente de la energía eólica y solar.

Una planta de electrólisis divide el hidrógeno y el oxígeno para su uso. En teoría es una solución para abandonar el uso del gas, pero solo a medio o largo plazo y con una considerable inversión.

La compañía facilita una nueva capacitación a sus empleados para hacer posible la transformación. Una universidad local ofrecerá un nuevo estudio centrado en la ingeniería del hidrógeno.

Esta crisis actual presenta un escenario muy preocupante, pero creo que demuestra que tenemos que completar esta transformación que ya hemos iniciado de manera más rápida y concienzuda.

Las empresas químicas han enriquecido durante años esta región de Baviera. Ahora tienen que adaptarse a un panorama energético que está cambiando de raíz.