México.
La charrería, el arte ecuestre mexicano gana cada vez más adeptos gracias a escuelas dedicadas a su enseñanza. Sin pertenecer a una familia de tradición charra o ganadera, Víctor Terán, lleva tres años aprendiendo este espectáculo que combina la equitación y el rodeo.
Su padre le preguntó si quería aprender. “Hasta que un día me dijo: Te voy a meter en una escuela. ¿Qué quieres estudiar, fútbol o charrería? Pues le dije, vámonos de charro de una vez, quiero aprender”.
La Escuela Municipal de Charrería de Tlajomulco en Jalisco, es una de las que enseña este arte típico de los ganaderos. Fue fundada en 2016, año en que la UNESCO declaró esta práctica Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La Academia imparte clases gratuitas a niños y jóvenes, incluso extranjeros. Hoy tienen 100 alumnos regulares, entre los cuales 22 son mujeres.
“La charrería ha crecido mucho a nivel nacional. En la escuela, de hecho, tenemos la mayoría de alumnos que no vienen de familia charra, o sea que les gusta y se integran”, señaló Víctor Hugo de la Torre, Fundador de la Escuela Municipal de Charrería de Tlajomulco.
En el primer nivel aprenden a florear la soga, luego pasan a montar el caballo, después aprenden a mover a los animales en el ruedo, ya avanzados, pueden lanzar y derribar animales en movimiento.
“Bueno, desde chiquita me empezaron a montar mis papás, pero, pues yo así compitiendo, yo creo que ya en una escaramuza bien, yo creo que a los cinco años ya estaba en la escaramuza”, expresó Alma de la Torre, aprendiz.
Los equipos que por lo general llevan los nombres de los ranchos o haciendas son propiedad de ganaderos y otros empresarios, se conforman con ocho o más integrantes y participan en competencias o exhibiciones.
Aunque la edad ideal para empezar son los seis años, muchos estudiantes arrancan de adolescentes. Según los maestros, todos pueden aprender.