Latinoamérica 

No puedo más”, esta es la frase que miles de mujeres repiten en América Latina. La sobrecarga laboral, atender la casa, los hijos y distintas actividades de cuidado, las ha saturado hasta el punto de padecer el síndrome de burnout: el agotamiento extremo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el burnout es el síndrome del trabajador quemado, pero en las mujeres esto llega a un desgaste emocional. Un síndrome que figuran en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) relacionado con estrés crónico, desgaste físico, despersonalización de las tareas, bajo rendimiento y cuadros de depresión y ansiedad.

Durante la pandemia se incrementaron las tareas que realizaba la mujer; cifras de ONU MUJERES señalan que, a nivel mundial, antes de la covid-19 ya hacían al menos dos veces y media más tareas domésticas y de cuidados no remunerados que los hombres. Diana Pino, una mujer chilena que durante el confinamiento en pandemia, tuvo que trabajar desde la casa, atender a sus hijos, todo lo relacionado con el hogar hasta llegar a una saturación, en la cual el estrés crónico y la ansiedad la llevaron a que su ojo izquierdo presentara un derrame.

Ana Lucía Pinzón es una colombiana que también sufrió de agotamiento extremo. Es madre de mellizas y esposa de un médico, sintió que en un momento ya no era mujer y le provocó cuadros de ansiedad. “Me olvidé de ser mujer, amiga, esposa. La parte mental como que se redujo a ser una cuidadora”, expresó.

En América Latina un 76 % de la población padece el síndrome de “burnout”. En un estudio de la OCDE «¿Cómo va la vida en América Latina?» de 2021, México es el primer país del mundo en “burnout” laboral con un 75 % en donde 8 de cada 10 mujeres lo padecen superando a países como China (73 %) y Estados Unidos (59 %).

La Unesco resalta la necesidad de visibilizar los problemas que atraviesan las mujeres, el apoyo de las instituciones y seguir insistiendo en que se repartan las tareas del hogar con los hombres. “No podemos seguir exigiéndonos más si no tenemos un sistema equitativo en la casa porque así ha funcionado por miles de años”, dijo Mary Guinn Delaney, asesora regional del organismo para América Latina y el Caribe.

Para los psicólogos como Pedro Pablo Ochoa, es necesario escuchar a las mujeres y darles más espacios, pues cuando se sienten mal suelen ser estigmatizadas. “Tenemos que ser felices, que todo tiene que ser maravilloso y tenemos que estar siempre bien, divirtiéndonos. Esa presión también resulta dañina, porque no es normal. Porque las personas no siempre pueden estar bien”, explicó.

En el caso de Ana Lucía, el padecer este síndrome de agotamiento extremo la hizo entender que trabajar en el hogar no significa que se sea discriminada, sino todo lo contrario, para ella esto es una profesión 24/7; por lo tanto, se ha dedicado en sus redes sociales (sobre todo en Instagram), a llevar a cabo un proyecto como @amadecasaentacones para empoderar a las amas de casa.