México. 

El mezcal experimenta un ‘boom’ a nivel internacional y al mismo tiempo los riesgos de la sobreexplotación.

Sósima Olivera, productora de mezcal en el estado de Oaxaca, explica que una botella es el resumen de años de trabajo. El mezcal se produce con maguey o también conocido como agave, una planta que dependiendo de su especie puede tardar en madurar entre 13 y 17 años.

Sósima alerta de los riesgos que genera la fuerte demanda sobre la biodiversidad.

“Esta sobre demanda de los mercados nacionales e internacionales lleva a su vez consecuencias. Si se pide más planta, por supuesto que hay más explotación de la tierra, de los paisajes, la biodiversidad, el agua, la leña… todo al final del día se trabaja para un interés económico”, dijo Olivera.

Las exportaciones de mezcal se dispararon de 19,7 millones de dólares en 2015 a 62,9 millones de dólares en 2020, según cifras oficiales. Estados Unidos, Canadá, España, Francia y Alemania están entre los mayores consumidores de esta bebida, que se produce en varios estados de México, pero que tiene en Oaxaca a su mayor representante.

Lo que está detrás del mezcal es algo que aprendí después de enamorarme del sabor y el efecto, pero la historia y la cultura detrás se conecta con el sabor y el efecto.

Los pequeños productores mexicanos dicen estar conscientes del equilibrio de la biodiversidad: sembrar cierta cantidad de plantas para destilar cierta cantidad.

Sin embargo, temen que las grandes casas productoras de mezcal, algunas de ellas extranjeras, acaben con años de historia y cultura.

Por eso piden al Gobierno mexicano redoblar los esfuerzos para conservar las plantas de maguey y su cultivo.