Bolivia.

La miel producida por las abejas nativas ha sido fundamental para las comunidades guaraníes de Bolivia desde siempre y hoy en día es la clave para la autonomía económica de mujeres que además de ser apicultoras, protegen los bosques del Chaco en Chuquisaca.

Una de las comunidades dedicadas a esta actividad es Totorenda, que significa ‘el sitio de las aves blancas’ en el idioma guaraní situada en el municipio de Huacareta a unos 400 kilómetros de Sucre, capital constitucional de Bolivia. Una veintena de mujeres crían a las señoritas o abejas meliponas en pequeñas cajas de madera, unas dos o tres cajas por casa, según Ángela Flores, oriunda de esa comunidad y mujer autoridad del Consejo de Capitanes Guaraníes de Chuquisaca.

“Y nosotros feliz porque no estamos dañando al medio ambiente, nos vamos y cortamos los árboles para poder traer a la abejita a casa. Hacemos captura obviamente pero bien sanamente, sabemos que el medio ambiente también nos provee las abejitas y por lo tanto nuestra responsabilidad como mujeres y todos en la comunidad tenemos la responsabilidad de cuidarlas”, comentó Flores.

Los guaraníes también conocen de primera mano sobre las bondades medicinales de esta miel pues la usan para curar resfríos o problemas en la vista, según Flores. Hace unos seis años las mujeres de Totorenda se juntaron para una producción conjunta de miel y su comercialización, aunque en un principio no sabían cuál era el precio en el mercado y la vendían barata, luego mediante capacitaciones que llegaron a la zona se enteraron de que la miel de señorita cuesta bastante y actualmente llegan a vender el kilo hasta en 300 bolivianos, unos 43 dólares.

Con ayuda de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura las mujeres de Totorenda y de las vecinas Villa Esperanza y la Lima, entre otras, esperan convertir la casa que era del hacendado en la primera comunidad en un centro de acopio de miel con miras a elaborar productos derivados como cosméticos.