Bolivia.

Los enjambres de abejas que se forman en tumbados de casas antiguas y en la vía pública de algunas ciudades, encontraron su refugio en la casa de Luis Flores, un joven agrónomo boliviano que hace tres años rescata abejas y enseña a convivir con ellas para preservar el planeta. 

“Miedo nunca les he tenido. Siempre me ha traído curiosidad, es que su jerarquía, su forma de trabajar es bien impresionante”, destacó Flores.

Flores dice que siempre fue un aficionado de las abejas, pero un ultimátum que le dieron unos vecinos fue la señal para que comenzara a rescatarlas y cobijarlas en su hogar.

Ha comenzado todo por unas abejitas que estaban en peligro, las abejas las tenían que quemar y me dieron como un ultimátum, más o menos, o te las llevas o las quemamos”; contó Flores.

A más de 4 mil metros de altitud, en una casa ubicada en el límite entre las ciudades de La Paz y El Alto, miles de abejas revolotean alrededor de seis paneles artesanales hechos de cajas de madera y de metal. Flores ha distribuido a los paneles entre las abejas más fuertes, las que están débiles, las que producen miel y las recién llegadas, y para cada grupo tiene un especial cuidado.

El objetivo de Flores es generar conciencia en las personas para que aprendan a convivir con las abejas, alimentarlas con la miel que producen sin someterlas a una explotación y que puedan ser fundamentales para preservar el planeta. 

“Ahorita es seguir con los rescates, principalmente concientizar mucho a las personas, capacitarlos, enseñarles y decirles que si ven un enjambre, ven abejas que no se asusten”, comentó Flores.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas, con el fin de generar conciencia sobre su importancia en la naturaleza.