Estados Unidos

La joven física española Belén Franch, que fue galardonada hoy por la NASA por sus logros en su aún incipiente carrera profesional, valoró la importancia de trabajar en Estados Unidos, un país que, según dijo, permite que su labor «tenga un impacto real en la vida de los demás».

«Lo que en realidad me gusta del modelo americano, no solo de la NASA, es que todo es muy aplicado. Siempre se busca que todo tenga una repercusión, una finalidad práctica, que no se quede en papel mojado en un cajón; que tenga un impacto en la vida de los demás»

valoró Franch en una entrevista concedida a Efe.

Nacida en Valencia, en 1984, Franch es en la actualidad científica asociada de la agencia aeroespacial y, desde 2013, profesora en la Universidad de Maryland, que es una de las formas que tiene la NASA «para contratar al personal exterior», explicó.

Sus investigaciones se centran en dos campos, uno más teórico y vinculado al cambio climático y un segundo, más práctico y que ayuda a combatir el hambre en el mundo.

«Por un lado, trabajo en el albedo superficial, que sirve para determinar cómo las diferentes superficies de la tierra reflejan toda la energía que llega del Sol. Gracias a esta investigación podemos ver cómo la superficie (terrestre) ha ido cambiando a lo largo del tiempo», comentó.

«Para la parte más aplicada de mi trabajo -dijo- utilizo imágenes obtenidas mediante satélites para estimar la producción agrícola».

Esta investigación, detalló, permite calcular la futura producción de cereal «hasta dos meses antes de la siega», de manera que los países pueden reaccionar en caso de una inminente escasez para así «mitigar la subida de los precios» que suele darse ante este tipo de situaciones.

La dedicación con la que Franch trabaja llevó hace meses a su jefe, el francés Eric Vermote, investigador científico físico en la NASA, a nominar a la joven española para este «premio muy competitivo» que reconoce los diez primeros años de carrera profesional y que le fue entregado hoy en el centro Goddard de la NASA, situado a las afueras de Washington.

«Durante estos diez años he sido madre, he tenido dos hijas. Que eso no repercuta negativamente es muy buena señal», recalcó la galardonada con orgullo.

A lo largo de su conversación telefónica, Franch no tuvo reparo en reconocer que nunca imaginó que su carrera profesional le llevaría a dar el salto desde un pequeño pueblo español, Corbera, hasta un país considerado por muchos como el epicentro de la evolución científica.

«Te voy a contar una anécdota: cuando me casé con mi marido (Fernando), en 2008, dijimos ‘de viaje de novios nos vamos a ir a un sitio al que no vayamos a volver nunca más’ y nos fuimos a la costa oeste de Estados Unidos», confesó entre risas la científica.

La carrera de Franch comenzó en el mismo lugar en el que concluyó su trayectoria estudiantil: la Universidad de ValenciaFue allí donde obtuvo su título en Física y donde, ya integrada en el Departamento de Física de la Tierra y Termodinámica, realizó su doctorado, que en última instancia sería el que de una manera inesperada le acabaría abriendo las puertas de la NASA.

Gracias a una beca del Gobierno español, rememoró, realizó dos «breves estancias» en suelo estadounidense, donde comenzó a colaborar con la Universidad de Maryland e impresionó de tal manera a uno de los académico de este centro, el doctor Vermote, que le acabó ofreciendo un trabajo fijo «incluso antes de terminar la tesis».

Por el camino se han sucedido las publicaciones en revistas científicas de gran prestigio, como Remote Sensing of Environment y Remote Sensing MDPI, su consolidación en la emblemática agencia espacial y hasta la formación de una familia.

«Ha habido épocas difíciles», admitió pero, echando ahora la vista atrás, concluyó: «Ha sido una pasada».

por : Rafael Salido/ EFE