Bolivia

Una pasión forjada desde la infancia, que al principio parecía transitoria pero ahora se ha convertido en un propósito serio, llevó a un equipo de jóvenes y su tutor desde una escuela en el altiplano boliviano a un concurso de robótica de nivel mundial en Madrid, en el que resultaron ganadores.

Nelson Sirpa, de 17 años, e Iván Encinas, de 15, junto a su profesor Álvaro Flores, de 25 años, conquistaron el primer sitial en la Competencia Internacional de Desminado Humanitario «Minesweepers 2018″, realizada a principios de mes en Madrid, con un prototipo liviano, ágil y todoterreno.

Los jóvenes estudian en el colegio José Ballivián, en Viacha, una ciudad altiplánica situada a 28 kilómetros de La Paz.

En declaraciones a Efe, Flores, que imparte la materia de robótica en esa escuela, mencionó que algo fundamental para ese logro fue «tener la preparación y además la experiencia» para desenvolverse en la competición.

El desafío de la competencia era detectar la mayor cantidad de minas antipersonales ubicadas de forma aleatoria en un terreno irregular de 40 metros cuadrados, con un robot diseñado y construido por cada equipo participante, detalló.

«El robot debe ser rápido, solo se tiene 15 minutos para barrer todos esos 40 metros cuadrados de campo minado», señaló Flores que, además de maestro, es ingeniero electromecánico y guía del equipo.

El prototipo del éxito fue una máquina que fabricaron en dos semanas con tubos plásticos para canales domiciliarios y madera, con un peso de ocho kilos, equipado con un sensor especial y capaz de recorrer 2,4 metros por segundo, indicó el docente.

Maestro y estudiantes se conocieron después de la titulación de Flores como ingeniero electromecánico, cuando decidió retornar a la escuela donde había cursado el nivel inicial pero ahora para compartir sus nuevos conocimientos.

«Ha sido una alegría (ganar), nos hemos preparado muy bien, tanto aquí como allá (en España)», dijo a Efe Sirpa.

Este joven descubrió que la robótica era su pasión cuando desde que tenía ocho años «desarmaba las cosas» de su casa para saber cómo funcionaban.

Ahora apunta a conseguir una beca para seguir estudiando lo que más le gusta y explorar sobre todo el campo del funcionamiento de prótesis para quienes han perdido alguna de sus extremidades, de forma que pueda «ayudar a las personas».

Por su lado, Encinas contó a Efe que han pasado ya cuatro años desde el momento en que decidió dedicarle más tiempo a la robótica porque, a su juicio, «ayuda a la sociedad».
Este joven manifestó que es importante que los colegios públicos y privados «añadan la materia de robótica» a su currícula para que todos puedan tener una base y aprender desde pequeños.

«La robótica es una de las tendencias a nivel mundial así como la inteligencia artificial, de hecho en los próximos años se va a profundizar mucho más», explicó el profesor.

«Hacer este tipo de proyectos es jugar, es una pasión (…) es muy divertido hacer estas cosas, también fomenta a la creatividad y la inquietud de resolver problemas», añadió.

Este joven equipo boliviano siente que con su logro ha hecho que su país gane más prestigio y se haga conocer, y ahora tienen nuevos proyectos para desarrollar.
Uno de sus sueños es «aplicar a la vida» aquello que aprendan con la robótica y, de ser posible, que en el futuro en su país se formen astronautas y se lancen cohetes al espacio.

El Gobierno boliviano reconoció el logro de estos jóvenes en un acto público y tuvieron la oportunidad de «estrechar la mano» de las principales autoridades del país, según contaron sus familiares.

Por: EFE