Ucrania.

Estos no son unos bailarines cualquiera. Un instructor de baile y sus alumnas conocen la guerra de cerca. “Siento que cuando entran al estudio se desconectan de esos pensamientos tan dolorosos. Se centran en el baile y encuentran algo de paz, eso les permite tener al menos una hora de calma en vez de pensar todo el tiempo en sus hogares”, dijo.

Pica, Verónica y Angélica son ahora refugiadas en Alemania. Solían bailar cuando vivían en Ucrania por eso las clases les recuerdan a su hogar. “Me gusta salir al escenario, quizás ganar un premio”, dijo Pica. “Cuando vivía en Ucrania ya bailaba”, agregó Verónica. “Es difícil de describir, es algo que hay que sentir”, contó Angélica.

A sus 19 años, comparte su pasión con sus pupilas y les ayuda a lidiar con el estrés de la Guerra. En Ucrania tenía una prometedora carrera como bailarín, participaba en concursos por todo el país, pero su vida cambió de un día a otro. Cuando comenzó la guerra en Ucrania su pueblo cercano a Kiev se convirtió en un campo de batalla.

“Pasamos una semana bajo la ocupación rusa, los soldados llegaron en busca de combatientes. En una ocasión mi padre salió del sótano y le apuntaron con una ametralladora, así que regresó adentro”, dijo el instructor.

Un misil alcanzó su casa donde vivía con sus padres y cuatro hermanos. “Esta es una foto de nuestra casa la mañana después del bombardeo. Mi habitación estaba justo detrás de esa pared destruida”, contó.

Llegó el encontró refugio en Alemania donde llegó hace dos años y medio además de bailar aprendió alemán y planea estudiar aquí. “Fui a la escuela en Ucrania y me gustaría estudiar Ciencias Empresariales aquí. Después podría montar mi propio negocio y dirigirlo”, dijo.

Pese a estar centrado en su futuro en Alemania, nunca olvidará su vida en Ucrania. Cuando se calza los zapatos de baile la guerra se ve desplazada por el poder sanador del baile y eso es lo que quiere compartir con sus alumnas.