Iberoamérica. 

Once Instituciones de Educación Superior (IES) de seis países de América Latina fueron destacadas en un análisis regional por sus ecosistemas de innovación activos y por la respuesta que supieron dar durante la pandemia por COVID-19.

El documento sobre “Universidades Emprendedoras e Innovadoras de América Latina” fue elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Santander y su presentación tuvo lugar en la Universidad de São Paulo (Brasil).

En él se exponen casos de éxito de centros privados y públicos, en particular del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y la Universidad Anáhuac, de México; la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad Nacional de Colombia (sede Manizales) y la Universidad Icesi, de Colombia; la Universidad Adolfo Ibáñez y la Pontificia Universidad de Católica, de Chile; la Universidad de São Paulo y la de São Carlos, de Brasil; la Universidad Empresarial Siglo 21, de Argentina y la Universidad Tecnológica (UTEC) de Uruguay.

“Muchas (de estas universidades) son sede de aceleradores, incubadoras, centros de emprendimiento e innovación abierta a partes externas interesadas, como empresarios y pymes. Además, aprovechan su estrategia multicampus para amplificar su impacto y compromiso. La multilocalidad les permite conectarse con una variedad más amplia de actores, incluidos los gobiernos locales y comunidades de negocios”, se expone en la revisión.

En cuanto a la respuesta de estas universidades a la pandemia, el informe detalla que las unidades dedicadas al emprendimiento, como incubadoras universitarias, aceleradoras u otros organismos, “desempeñan un papel fundamental en el diseño y la implementación de actividades extracurriculares”. A modo de ejemplo exponen el caso de la Universidad Javeriana, de Colombia, en la que cada semestre, unos 200 estudiantes de pregrado hacen uso de las “fábricas de diseño”.

Estas fábricas “han estado involucradas en actividades relacionadas con la respuesta al COVID-19, como el diseño de ventiladores, la creación de prototipos o incluso patentes”, agrega el informe.

Sobre la Pontificia Universidad Javeriana, especifican que su Centro de Emprendimiento lidera las actividades en esta materia y brinda oportunidades de desarrollo para estudiantes universitarios.

Según Fanny Almario, directora de Innovación de la Javeriana, las universidades juegan un rol importante no solo en los procesos formativos, sino incorporando valor agregado a la investigación dentro de sus campus. Dice que el conocimiento fruto de la investigación básica, social y de otras áreas debe transitar la ruta de la transferencia para llegar a diferentes sectores de la sociedad con soluciones que impacten positivamente.

“El primer mecanismo para lograr estos procesos de apropiación y transferencia de conocimiento en las instituciones de educación superior es una cultura hacia la innovación y el emprendimiento. Esta cultura se logra a partir de procesos formativos en los que se ilustra cómo puede un profesor o estudiante, a partir de los resultados de una actividad investigativa, o con las capacidades adquiridas en su proceso académico, plantear soluciones a problemas reales”, continúa Almario.

Por su parte, Ana Carolina Martínez, directora del Centro de Desarrollo para el Espíritu Empresarial de la Universidad Icesi, considera que las constantes transformaciones que vive el contexto global invitan a las universidades a repensar sus modelos de operación e interacción con la sociedad.

“Hoy las universidades estamos llamadas a ser activas en los ecosistemas de emprendimiento e innovación, no solo entregando a la sociedad personas capaces de crear nuevas empresas (los emprendedores) o capaces de generar nuevas oportunidades de negocio o innovación en empresas existentes (los intraemprendedores), sino también a ser más activos en el intercambio de conocimiento”, dice Martínez.

Y prosigue: “Esto incluye, entre muchas acciones, mayor articulación con el sector empresarial y gubernamental para impulsar la creación de empresas con alto valor tecnológico, lograr el licenciamiento de nuevas tecnologías, atraer y formar científicos con visión y capacidades emprendedoras, de forma que las universidades contribuyamos de una manera más clara y decidida al desarrollo social y económico”.

Finalmente, María Piedad Villaveces, directora ejecutiva en comisión de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (Avanciencia), afirma que el rol de la universidad “en el fomento al emprendimiento se centra en promover que no se limite a la comercialización de mercancías, sino que se desarrolle basado en el valor agregado generado desde la aplicación de nuevo conocimiento”, dice Villaveces.

Según ella, las universidades deben fomentar emprendimientos donde se conecten con investigadores, emprendedores y empresas, marcando una diferencia en el mercado.

“Esto se logra gracias a la innovación que junto al emprendedor sean capaces de agregarle a los productos o servicios que comercialicen. Este proceso innovador tiene más probabilidad de darse en la medida en que exista un sistema de transferencia de conocimiento que articule y sincronice a los sectores académico y productivo”, apunta.