Servia.

Los arqueólogos continúan trabajando para desvelar los secretos que guarda esta mina de Kostolac, una pequeña ciudad serbia a orillas del Danubio. Allí, un grupo de arqueólogos investigan los tablones de un barco fluvial de 13 metros de largo y tres metros y medio de ancho hallados hace tres semanas.

Esta no es la primera que se encuentran restos arqueológicas en esta mina, pero los miembros del equipo de investigación aseguran que es sorprendente el buen estado de los tablones.

“Aquí es muy difícil encontrar material orgánico, especialmente por la falta de agua, pero tuvimos la suerte de encontrar restos conservados en el yacimiento a una profundidad de siete metros”, explicó Ilija Dankovic, arqueólogo del equipo de investigación que estudia el yacimiento.

“No se encontró en su totalidad, estaba muy dañado, pero la madera es buena, la madera está en buenas condiciones. Tiene muy buen aspecto”, afirmó Dragana Gavrilović, conservadora del equipo de investigación.

Los arqueólogos, que llevan años estudiando la zona del antiguo campamento romano de la ciudad de Viminacium, han trasladado el barco a su campamento. “Lo trasladamos y enterramos en la arena para que la madera no se secara. La madera es uno de los materiales más delicados y si se seca se desmorona, así que de esta manera preservamos la madera”, dijo Gavrilović.

Por ahora se desconoce de qué época es el navío. Encontraron embarcaciones similares hace tres años y las investigaciones apuntan a que las técnicas de construcción naval de este territorio no cambiaron durante siglos, por lo que el barco podría ser de la época romana, o incluso de hace tan solo unos cientos de años.

“Las muestras se enviaron la semana pasada al laboratorio de Hungría y en unos meses. Esperamos recibir los resultados. Entonces ya no habrá dudas”, relató Dankovic.

Para seguir estudiando el barco, los científicos necesitan tiempo y dinero. El equipo de arqueólogos tiene intención de pedir financiación al Ministerio de Cultura de Serbia. Además también quieren exigir la creación de un museo que albergue todos los barcos y descubrimientos arqueológicos que se han encontrado en el Danubio.

Los visitantes deberán pagar una entrada, y de esta forma los científicos no solo podrán continuar con su trabajo, sino también darlo a conocer al mundo.