Rangún, Birmania.
En un barrio obrero de Rangún, en Birmania, la acumulación de desechos plásticos alcanza un metro de altura, el resultado, según una reciente investigación, de la basura procedente de Occidente.
Durante varios años, zonas de Shwepyithar se han llenado de desechos que asfixian los campos, bloquean el drenaje de las lluvias y provocan riesgos de incendios.
Los desechos son el resultado de la producción mundial de plástico, que se ha más que duplicado desde el inicio del siglo hasta alcanzar 460 millones de toneladas anuales.
«En el pasado, durante la temporada de lluvias, podía recoger berros de este campo para comer», cuenta a la AFP un vecino, que pidió no ser identificado por razones de seguridad.
«Pero con la basura plástica no podemos comer berros. En su lugar nos llega un hedor», añade.
Una investigación divulgada esta semana por Lighthouse Reports y seis socios determinó que parte de estos desechos vienen de Occidente.
La mezcla incluye envolturas y empaques de productos, desde yogures Danone hasta queso de la empresa polaca Spomlek. También aparecen productos del supermercado Lidl y empaques de pasta de la canadiense Unico.
Ninguno de ellos procede de Birmania, pero han llegado allí pese a una ley que prohíbe la importación de desechos plásticos a menos que venga limpio y listo para reciclar. La prohibición fue impuesta luego de que China dejó de recibir plástico extranjero en 2018.
Varias plantas locales de reciclaje admitieron a Lighthouse Reports que los desechos que no procesan a menudo son botados o quemados.
La AFP se puso en contacto con empresas cuyos productos fueron encontrados en Birmania.
El servicio de prensa de Lidl dijo no estar de acuerdo con los resultados de la investigación.
«Todos nuestros desechos plásticos son procesados en el Reino Unido y Lidl tiene una política estricta contra enviar residuos o reciclables a ningún país de Asia», aseguró en un comunicado.
Frontera porosa
Pero no está claro cuántos desechos entran a Birmania y cómo. La investigación sugiere que Tailandia es una puerta clave para el plástico exportado ilegalmente.
Según datos de Comtrade, de la ONU, la mayoría de los desechos plásticos importados en Birmania proceden de Tailandia.
Casi 7.500 toneladas ingresaron en 2021 y en 2022, según la entidad.
La frontera común, de 2.400 km, es extremadamente porosa y traficantes y contrabandistas cruzan fácilmente.
Las autoridades a ambos lados de la frontera hacen poco por inspeccionar los desechos que llegan, según Lighthouse Reports.
«La información recolectada a menudo está desactualizada y no hay control de los datos», señala Willie Wilson, exvicepresidente del Grupo de Trabajo para Crímenes de Contaminación, de Interpol, no sólo en referencia a Comtrade sino a toda la información comercial.
«Nos quedamos con esta niebla de datos mal declarados e incompletos. Es una licencia para ocultarla a plena vista», advierte.
La junta militar de Birmania dijo en julio que hay una diferencia de 1.639 millones de dólares entre lo que Tailandia dice que exportó a Birmania y lo que Birmania dice que importó de Tailandia.
Esa diferencia «podría ser causada por el comercio ilícito», según el Comité de Erradicación del Comercio Ilícito birmano.
Residentes de Shwepyithar aseguran que mucha de la basura tirada a su barrio viene de plantas de reciclaje en una zona industrial vecina.
Pero es peligroso protestar contra eso en Birmania, controlada por una junta militar desde el golpe de 2021.
«Yo sé que no es bueno a largo plazo», dice una vecina que pidió anonimato para referirse a un tema sensible.
«No me gusta nada», añade otra, que también pidió no ser identificada. «Pero no podemos hacer nada».
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