México.
Si usted se encuentra en algún lugar muy concurrido, como puede ser un centro comercial y tiene la oportunidad de detenerse a analizar las expresiones de la gente que pasa, se dará cuenta de que muchas de ellas van riendo. En algunos casos puede ser por un chiste que le contaron, pero eso es la minoría de las veces. La mayoría de los que ríen van con otra persona, aunque se da el caso de quien se ríe solo al recordar algo que quizás fue gracioso en su momento.
La risa es una especie de pegamento social que busca la aceptación de alguna persona o grupo, el que se ríe intenta que la o las personas con quien se encuentra sientan que no hay agresión ni competencia. Esto genera una situación en donde se relaja la atención y la reunión se hace amigable.
La risa está relacionada con el circuito del placer y recompensa modulado por el neurotransmisor dopamina en el cerebro. Cuando a un grupo de voluntarios se les registró su actividad cerebral a través de un estudio de resonancia magnética funcional, mientras escuchaban grabaciones de sonidos como risas, quejidos y sonidos neutros, se observó que al oír el sonido de la risa se activa una zona en la corteza premotora, que es la responsable de mover los músculos de la cara para reír aun cuando no lo estuvieran haciendo.
A esto se le conoce como circuitos espejo que permiten imitar el comportamiento de otra persona cuando se reconocen sus emociones. La risa también tiene su lado oscuro y manipulador. Algunas formas de reír establecen quién es el que manda en un grupo y ciertas risas maliciosas tienen la intención de intimidar.
Por: Dirección General de Divulgación de la Ciencia UNAM.
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