Azerbaiyán.

Ninguna forma de música resulta más especial para los azerbaiyanos que el sonido del mugham. Esta tradición centenaria se basa en el folclore y las historias transmitidas oralmente de generación en generación, creando un sonido único y ‘melancólico’.

“He estudiado música desde los 5 años. Cuando canto mugham, cada palabra me sale de dentro, del corazón. El mugham supone siempre una improvisación, no se toca siguiendo las partituras. Se trata de lo que sale de tu interior”, mencionó Namiq Aslanov, cantante de mugham.

Junto con el kamanchá y el gaval, el Tar, un laúd de cuello largo, es uno de los tres instrumentos clave utilizados en el mugham. El cuerpo está hecho de una pieza de madera maciza. El Tar es, en sí mismo, una verdadera obra de arte. Y, forma parte de la cultura azerbaiyana hasta el punto de aparecer en monedas y billetes. Se sigue fabricando, hoy en día, de la misma manera en que se ha hecho durante muchas generaciones.

Pertenezco a una tercera generación de artesanos de instrumentos musicales. Aprendí este oficio de mi padre. La parte principal del instrumento se hace con madera de morera. Un árbol talado en los meses de enero y febrero es el más adecuado. Trabajar con él es más fácil porque está bastante seco y no se agrieta con demasiada facilidad. Otra de las partes está hecha con tejido del pericardio del corazón de un buey”, afirmó Zahid Valadov, artesano de instrumentos musicales.

En 2003, la UNESCO incluyó el mugham azerbaiyano en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que garantiza que este arte cautivador y único seguirá inspirando a músicos y ciudadanos de todo el mundo.

Por: Euronews.