Colorado, Estados Unidos.

En las últimas décadas, América del Norte y Europa han conseguido reducir un 50% los aerosoles, unas pequeñas partículas contaminantes.

Pero esta buena noticia resultó tener un efecto inesperado en un aumento de las tormentas tropicales en el Atlántico Norte, según lo explica un nuevo estudio publicado en la revista Science Advance.

“La contaminación atmosférica bloquea los rayos del sol, lo que provoca el enfriamiento de la superficie del océano, algo que produce condiciones desfavorables para los huracanes. Ocurre lo contrario si la contaminación atmosférica disminuye, el sol es más capaz de calentar el océano y ese calentamiento alimenta los huracanes. Eso es lo que está pasando en los últimos 40 años”, dijo Hiroyuki Murakami de la Corporación Universitario de Investigación Atmosférica. 

El estudio comprobó una situación contraria en Asia, donde en el mismo período, un aumento del 40% de la polución por partículas contribuyó a que el número de ciclones tropicales en el oeste del Pacífico Norte cayera un 14%.

“La temporada de huracanes del Atlántico fue muy activa en los últimos tres años, por lo que me pregunto si estas temporadas de huracanes muy activas de los últimos años pueden estar vinculadas a una disminución de los aerosoles debido a la pandemia”, comentó Hiroyuki Murakami.

El científico cree que en las próximas décadas la contaminación por partículas de origen humano se mantendrá estable en el Atlántico Norte. Según él, habrá menos tormentas tropicales, pero las que se produzcan serán más intensas.