México.

Con el objetivo de entender el concepto que se tenía de la muerte desde el año 200 a .C., al 900 de nuestra era, la académica Liliana González del Instituto de Investigaciones Estéticas realiza un proyecto que consiste en contabilizar las tumbas mayas que tienen pintura moral ubicadas en México, Guatemala y Belice.

La tarea resulta compleja, pues las fuentes son limitadas y las imágenes que hay muchas veces son de mala calidad o se encuentran en blanco y negro. “Otro obstáculo en la investigación es que estas cámaras funerarias donde encontramos esta pintura muchas veces ya están otra vez vueltas a cerrar, es decir, que los arqueólogos, una vez que las escarban, las vuelven a consolidar para que la estructura no sufra problemas de vencimiento”, destacó González.

Liliana ha contabilizado 27 tumbas que poseen este tipo de pintura. Uno de sus principales hallazgos fue encontrar que muchas de ellas utilizaron como pigmento un mineral rojo llamado cinabrio, empleado por los mayas de clase alta en los rituales asociados con la muerte.

“El hecho de que sea rojo, por ejemplo, nos habla de la importancia que para ellos tenía la sangre y no solo cualquier sangre, sino la sangre de los gobernantes, que realmente es el linaje dinástico”, relató González.

Como parte del proyecto, también crea dibujos digitalizados de alta calidad a partir de las fotografías existentes en baja resolución, de modo que sean más accesibles tanto para otros investigadores como para aquellos que quieran consultar el material.

La investigación de Liliana revitaliza el interés y la apreciación por esta forma de expresión social y artística. Su labor no solo contribuye a la conservación del legado de las antiguas civilizaciones mesoamericanas, también enriquece nuestra comprensión colectiva del pasado en un tema tan relevante como la muerte, fortaleciendo los lazos entre el presente y las culturas ancestrales.

Por: TV UNAM.