Claudia Mazzeo

Las modificaciones que el cambio climático y la contaminación ocasionan en ríos y otros ecosistemas de agua dulce pueden dificultar la comunicación visual y química entre peces — crucial para la elección de pareja—, impulsando el apareamiento entre individuos de distintas especies, lo que se conoce como hibridación.

Un trabajo publicado en Biological Reviews enfatiza la importancia de profundizar en el conocimiento de estas interacciones para preservar la diversidad biológica.

A través de una revisión sistemática de la literatura en disciplinas como ecotoxicología y biología evolutiva, los autores evaluaron las interacciones biológicas, los mecanismos tóxicos y el efecto de estresantes ambientales como la contaminación química y el cambio climático en la alteración de las preferencias de pareja y la inducción de la hibridación en peces de agua dulce.

“Necesitamos identificar los estresores químicos y físicos que afectan la elección de pareja (en peces), los mecanismos involucrados, las concentraciones en las que esto ocurre y el alcance de su impacto en los individuos, poblaciones, especies y biodiversidad en la naturaleza”, destaca la investigación.

¿De qué modo se vería afectada la biodiversidad? En algunos casos, los especímenes nacidos como resultado de una hibridación pueden mostrar menos viabilidad, son más susceptibles a estresores ambientales, como parásitos, bacterias, cambios en la calidad del agua, o cambios de temperatura, dice a SciDev.Net el autor principal del estudio, Wilson Ramírez-Duarte, del Departamento de Ciencias Físicas y Ambientales de la Universidad Concordia de Edmonton, en Canadá.

“En otros casos, la descendencia es infértil, por lo que los animales malgastarían el esfuerzo reproductivo y repercutirá en una menor abundancia de una especie, o en su extinción, en un determinado ecosistema”, explica el especialista.

Por ejemplo, los salmones “generalmente se reproducen una sola vez, después de un largo proceso de migración. Si se cruzan con individuos de otra especie, esta especie puede desaparecer rápidamente”, afirma.

¿Qué consecuencias tendría para la humanidad? Para Ramírez-Duarte, “los humanos somos una especie más en este planeta y cada especie cumple una función en los ecosistemas. La continua reducción de la biodiversidad que estamos observando, como consecuencia de nuestras actividades, afecta el balance de los ecosistemas y, desde una perspectiva utilitarista, reduce los recursos de los que disponemos para garantizar nuestra supervivencia como especie”.

El especialista menciona que la hibridación ocurre en distintos animales. Ha sido reportada en mamíferos, como el oso polar y el oso pardo, como consecuencia del calentamiento global; también en aves y reptiles, entre otros.

 

Tres puntos importantes

 

Daiani Kochhann, de la Universidad Estatal del Valle de Acaraú, en Sobral, Brasil, que no participó en la investigación, mencionó a SciDev.Net tres aspectos más relevantes del estudio.

El primero es que considera los efectos de la contaminación en función de todo el ecosistema, “abarcando aspectos que no suelen ser centrales en estudios ecotoxicológicos, como el comportamiento reproductivo”.

El segundo analiza el impacto del cambio climático. “Ya no es posible ignorar los efectos del cambio climático en todos y cada uno de los aspectos de los sistemas biológicos, y es importante resaltar que estos efectos ya están ocurriendo a gran escala y continúan subestimándose”.

Por último, subraya la relevancia de avanzar en el estudio de los efectos sinérgicos de los factores estresantes antropogénicos y la hibridación. “Debe tenerse presente que, en el entorno natural, los animales están expuestos a múltiples factores estresantes, y son impredecibles los efectos de sus interacciones”.

 

¿Qué debería hacerse para evitar la hibridación?

 

Ramírez-Duarte sugiere tres aproximaciones: tratar las aguas residuales de origen doméstico e industrial; avanzar en la regulación sobre uso de productos químicos (en especial pesticidas, metales, químicos industriales), e implementar pruebas que demuestren que los productos químicos nuevos, a determinadas concentraciones, no afectan la elección de pareja.

Para Kochhann, en las últimas décadas se han logrado avances considerables en términos de límites de permisividad para contaminantes ambientales como metales e hidrocarburos, pero se prestó muy poca atención a los efectos de los medicamentos humanos que “causan efectos profundos en los sistemas endocrinos de los animales acuáticos”

“El buen y correcto funcionamiento del sistema endocrino impacta directamente en todos los aspectos reproductivos; por eso es necesario pensar en sistemas eficientes de eliminación de efluentes. Este es un desafío importante ya que las concentraciones muy bajas a menudo tienen el potencial de causar efectos en las personas”, dice la especialista.