Ciudad de México.
Mientras que algunos países presionan para que se inicien proyectos de minería que permitan obtener minerales preciosos de los fondos marinos, otros, incluidos varios de América Latina, están jugando un papel clave en las negociaciones internacionales para impedirlo.
Es el caso de Chile, Costa Rica, Ecuador, Panamá, República Dominicana y Brasil, que en las últimas reuniones de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés), realizadas en Kingston, Jamaica, han impulsado una propuesta de pausa precautoria para impedir cualquier proyecto de minería marina hasta que no se conozcan plenamente sus potenciales riesgos.
“Ese grupo de países de Latinoamérica ha sido tremendamente fundamental”, dice a SciDev.Net el chileno Diego Lillo Goffreri, abogado senior del equipo de ecosistemas de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), organización observadora de las reuniones de la ISA.
Este bloque ha insistido en “poner un freno a la negociación mientras no existan las condiciones para que llegue a buen puerto”. Además, piden un “paquete completo de regulaciones que incluya la mejor ciencia disponible, la garantía de que la minería marina va a reportar beneficios y que no van a ser sólo costos económicos y ambientales para los países en desarrollo”, explica Lillo.
La propuesta consiste en una política general para la protección del medio marino, que incluirá la discusión de la pausa precautoria, cuyos tiempos dependerán del acuerdo al que se llegue. La propuesta será discutida en la próxima reunión de la ISA, a finales de julio de 2024 y, en caso de haber quórum (81 de los 167 países miembros de la ISA) podría ponerse a votación.
Cobalto y níquel
La región que está en juego es la Zona Clarion-Clipperton (CCZ, por sus siglas en inglés), ubicada en el Océano Pacífico, desde Hawai hasta México, debido a que en su lecho marino hay miles de nódulos polimetálicos con cifras aparentemente inmensas de cobalto y níquel, minerales que servirían para la construcción de automóviles eléctricos.
De los 31 contratos de exploración de minerales en los fondos marinos que ha aprobado la ISA, 19 han sido para nódulos polimetálicos, y 17 de ellos se han solicitado en la CCZ.
“El argumento verde es que necesitamos los minerales del fondo marino para la transición energética”, dice a SciDev.Net Daniel Cáceres Bartra, biólogo marino peruano y representante de la organización Sustainable Ocean Alliance (SOA). Muchos han promovido estos minerales “como el gran milagro porque supuestamente estaban ahí reposando y solo iban a ir a recolectarlos”.
El hogar de especies marinas
Pero ahora se sabe que esta zona tiene una gran riqueza ecológica pues los nódulos son el hábitat de muchas especies. Algunas son conocidas, como esponjas y corales, pero la mayoría se desconocen.
Un estudio reciente confirmó que “hay una falta histórica de trabajo taxonómico en la región” y que “la proporción de especies no descritas en la CCZ en general se estima en un 92 por ciento”.
“Si no se sabe qué especies hay, mucho menos vamos a saber qué rol ocupan o cómo interactúan con procesos de incidencia global”, dice a SciDev.Net la chilena María Jesús Ovalle, ingeniera en recursos naturales renovables y analista internacional independiente. Falta saber mucho, pero la carencia de evidencia científica “no es razón para no tomar medidas para proteger el medio ambiente marino”, afirma.
Sin normas que regulen los procesos de extracción
La preocupación sobre la posible explotación de la zona ha aumentado debido a que, en la última reunión de la ISA, realizada a mediados de julio, no se llegó a ningún acuerdo sobre la regulación. Esto implica que los países interesados en la minería marina, como Nauru, un pequeño país insular al norte de Australia, podrían iniciar proyectos de explotación de los fondos marinos sin que haya una normativa vigente.
“Sin duda es un escenario de riesgo”, dice Lillo. Hay varios países interesados en iniciar la explotación, y la falta de regulación propicia “que buena parte de las decisiones descansen en la autorregulación de los países y en su buena fe”.
Otro asunto que preocupa a los especialistas es la falta de transparencia y de diversidad de voces en las negociaciones, específicamente de grupos de la sociedad civil, prensa y pueblos indígenas.
“Pareciera que a los tomadores de decisión que forman parte de la ISA no les acomoda que haya más involucramiento de distintos actores como la ciencia, la sociedad civil, los pueblos originarios. Han trabajado como si esos intereses en el patrimonio común de la humanidad no existieran o no fueran lo suficientemente relevantes. Tenemos que cambiarlo”, dice Lillo.
“En la crisis planetaria en la que estamos no podemos darnos el lujo de empezar nuevas industrias extractivistas”, añade Ovalle. “Si dejamos todo a la diplomacia y a la ciencia puede ser una discusión para allá y para acá infinita. Creo que el impulso de la sociedad civil es clave para inclinar la balanza”.
Finalmente, para Cáceres, es necesario que los países de América Latina que aún no se han pronunciado públicamente en contra de la minería marina, lo hagan. Los dos casos más importantes son México y Argentina, así como varios países que no van a las negociaciones.
“Necesitamos que países como Colombia, Perú, Venezuela vayan a las reuniones, puedan ser observadores y hacerse presentes”. Uno de los países que no se ha posicionado contra esta minería es Argentina. “Necesitamos que Argentina se alinee con la moratoria y la prohibición de la minería submarina”, subraya Cáceres.
Por: Aleida Rueda en SciDev.Net América Latina y el Caribe.
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