Esta familia exhibe una gran biodiversidad en los continentes y también es un componente icónico de la flora de muchas islas remotas como Canarias, Galápagos, Mauricio y Polinesia.
En concreto, las asteráceas incluyen algunas de las especies insulares más espectaculares con adaptaciones inusuales desde las magarzas o margaritas canarias (Argyranthemum), las palomeras canarias (Pericallis), las aceitillas (Bidens) de las islas del Pacífico, las espadas plateadas (Argyroxiphium) de Hawaii y las margaritas gigantes (Scalesia) de las islas Galápagos.
El equipo del Jardín Botánico de Madrid lleva una década investigando las causas de la evolución de este último género endémico de las Galápagos.
Las margaritas con sus numerosas formas son un ejemplo de manual de biodiversidad en islas. Sin embargo, hasta ahora no había sido posible obtener una síntesis completa de la biología insular de esta familia de plantas, debido a su enorme diversidad y a muchas lagunas técnicas y metodológicas.
Una base de datos global
Para afrontar este desafío, un equipo de botánicos y biólogos evolutivos, entre los que participa el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Real Jardín Botánico (RJB) Pablo Vargas, ha compilado y analizado una nueva base de datos global de distribución e historia evolutiva que cubre todas las especies de Asteráceas de todas las islas del mundo.
Su estudio, publicado en Nature Communications, muestra que Asteráceas es la familia de plantas más diversa también en las islas volcánicas u oceánicas. La investigación ha descubierto que hay más de 6 000 especies de Asteráceas nativas de las islas, casi el 60 % de las cuales se encuentran exclusivamente en islas.
A pesar de la enorme diversidad de la familia de plantas, los autores encontraron que la distribución global y la diversidad de especies de esta familia siguen lo previsto por las teorías evolutivas históricas más importantes.
Por ejemplo, las islas más grandes y aisladas albergan un mayor número de especies únicas. Muchas de estas especies están en peligro crítico de extinción y se conocen solo por unos pocos individuos silvestres supervivientes en lugares inaccesibles de las islas. Un patrimonio valioso
Un hallazgo sorprendente de la investigación es que los científicos identificaron docenas de radiaciones de especies insulares potencialmente no descubiertas en Asteráceas en muchas islas de todo el mundo.
«Las radiaciones evolutivas son eventos biológicos espectaculares por los que se producen numerosas especies en un espacio de tiempo muy limitado, es decir de ‘tan solo’ unos pocos millones de años», explica Pablo Vargas.
«Para ello un solo antepasado común tuvo que colonizar una isla, establecerse con éxito para después dar origen a muchas especies nuevas que a menudo difieren dramáticamente en tamaño, forma, hábitat y otras características», añade.
Las radiaciones más conocidas en las islas son pequeños grupos de aves como los pinzones de Galápagos de las islas con el mismo nombre o los mieleros de Hawaii. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que una sola familia, como la Asterácea, puede albergar un número récord de radiaciones de especies en islas de todo el mundo.
El análisis de miles de islas realizado en este estudio ha revelado 39 radiaciones confirmadas y 69 potencialmente no descubiertas.
«Las radiaciones confirmadas son aquellas que ya han sido estudiadas mediante datos genéticos y análisis filogenéticos. Las radiaciones aun sin documentar son grupos amplios de especies de margaritas que los autores sospechan que pueden ser radiaciones en función de sus características únicas«, afirma el investigador del RJB-CSIC.
«Estas radiaciones aún por descubrir provienen en su mayoría de islas tropicales poco estudiadas, como el Caribe, Madagascar y Nueva Guinea«, detalla el científico.
«Los botánicos habían sospechado durante mucho tiempo que la familia de las margaritas había evolucionado de manera notable en las islas, pero nuestro estudio revela que el alcance de la innovación evolutiva en esta familia puede ser mucho mayor de lo que se imaginaba», afirma Lizzie Roeble, de Naturalis Biodiversity Center (Leiden, Países Bajos) y la autora principal del estudio.
«Teniendo en cuenta que muchas especies de Asteráceas en las islas están en peligro crítico de extinción (sólo unos pocos individuos permanecen en estado silvestre), esta investigación destaca la necesidad de proteger este notable grupo de plantas», concluye la investigadora.
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