Colombia.
En las montañas de Colombia la ruana es más que una forma de vestirse y de refugiarse del frío. Es una representación de una tradición que mantienen viva los nuevos artesanos y que las manos de Rafael Ladino adquieren nuevos significados.
“Detrás de una artesanía hay emociones de quien lo hace, porque lo que plasmamos acá es lo que de pronto está dando en el momento, lo que vimos, lo que se nos ocurrió hacer. Ahí ya partimos de una idea donde queremos plasmarla”, subrayó Ladino.
Tras la pandemia, las autoridades clausuraron las ferias y eventos en los que vendía Rafael.
“El público que viene a nuestro municipio en fines de semana y eventos que son organizados y acá internamente, pues hacen que venga turista, que venga gente a comprar, a conocer, a visitarnos… Y afectó mucho esa parte económica de nuestros talleres”, contó Ladino.
En Bogotá se vivía una situación similar con los comercios cerrados. Silvia Andrade, diseñadora bogotana, se preguntó qué podía hacer.
“La respuesta fue cerrar la tienda, desafortunadamente. Una tienda que adorábamos, que llevaba mucho tiempo, era muy exitosa. Pero fue una decisión triste, pero al mismo tiempo muy feliz, porque sabíamos que era lo que había que hacer en ese momento”, destacó Silvia Andrade.
Durante la pandemia, Silvia comenzó a trabajar con Artesanías de Colombia, capacitando a los artesanos en temas de marketing digital y redes sociales.
“Hablamos de las tendencias, del mundo de la moda, de la sostenibilidad, de cursos de tinturas naturales. Hablamos de un tema que nos interese a todos y, sobre todo, que hable de la comunidad”, explicó Andrade.
Las clases permitieron que Rafael Ladino aprendiera fotografía de producto y el uso de redes sociales como herramienta de venta.
“La Artesanía de Colombia fue un gran aliado porque nos brindó apoyo y nos brindó unas asesorías, charlas de fotografía, de marketing, de diseño, de muchas cosas que uno dentro del taller no veía como muy opcional, porque uno solo se enfoca a trabajar, a producir y vender”, dijo Rafael Ladino.
Rafael ahora utiliza las redes sociales para vender sus productos. El 50% de sus ingresos ya viene de las ventas en línea, pero las metas del proyecto no terminan allí. Rafael y Silvia trabajan en una nueva colección que será expuesta en uno de los eventos de artesanías más importantes del país.
“Nosotros no somos los que diseñamos, sino hacemos esa guía de una comunicación en conjunto de conversaciones con las comunidades, donde llegamos a un producto y lo que queremos es mostrárselo al mundo para que puedan ver las posibilidades infinitas que hay para trabajar con estas técnicas y estas comunidades”, subrayó Silvia Andrade.
Rafael sueña que sus tejidos lleguen a todo el mundo y que sus compradores sepan el tesoro que hay detrás de una ruana colombiana.
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