Uzbekistán.

Este plato es el plov, el arroz sin el que no pueden vivir los uzbecos. Es la joya de la gastronomía de Uzbekistán y está presente en la mesa de toda gran celebración en este país centro-asiático.

Según la leyenda, el autor de este plato fue Avicena, el sabio árabe conocido como el príncipe de los médicos. Su nombre original es ‘palovosh’ y está hecho a base de cebolla, zanahoria, carne, grasa, sal, agua y arroz.

En la Casa del Plov «Besh Qozon» («Cinco Calderas») aseguran que si hablas del plov piensas en Uzbekistán y si hablas de Uzbekistán recuerdas el plov.

‘Cinco calderas’ es la mayor «plovería», no sólo de la capital uzbeka sino de todo el país, que a la hora de la comida recibe diariamente a 3.500 y 5.000 visitantes, número que se eleva hasta 15.000 los días festivos.

Aquí la ración del plato nacional cuesta 34.000 sumas uzbekas que equivalen a 2,70 dólares. Para servir a sus comensales, necesitan aproximadamente una tonelada de arroz, una de carne, de cordero y res y entre 2 y 3 toneladas de zanahoria, roja y amarilla.

La faena comienza a las 6 de la mañana con el encendido de los fogones. A esas horas los aprendices limpian y cortan la zanahoria, lavan el arroz y trocean la carne para que los más veteranos puedan comenzar a preparar el plov.

Los buenos maestros del plov conocidos como ‘oshpazom’ son muy apreciados en Uzbekistán, a tal punto que muchas parejas fijan la fecha de la boda, sólo después de asegurarse que para ese día contarán con uno.

Para preparar este plato primero se calienta bien el aceite, luego se añade la carne troceada y se fríe hasta que quede dorada, que es cuando se le añade la zanahoria roja y amarilla en bastones. Con el tubérculo y escalfado se incorpora la grasa picada, los garbanzos, sal y pimienta. Una vez que el caldo hierve se le deja reposar a fuego lento entre 10 y 15 minutos y entonces se pone el arroz.

En la Casa del Plov lo sirven con una ensalada de tomates y con pan recién salido del horno.