Abiyán, Costa de Marfil.
Era el gran encanto de Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil, pero la «perla de las lagunas», un depósito de 120 mil hectáreas de agua salobre, perdió su brillo por la contaminación de plástico.
La laguna Ebrié, llamada así por el nombre de la etnia que puebla sus orillas, se extiende por decenas de kilómetros, desde Abiyán a la ciudad de Grand Bassam por el este y hasta el parque de Azagny por el oeste.
Se la considera la mayor superficie de agua salobre de África Occidental.
Pero en la orilla de Beago, una de las aldeas bañadas por la laguna, se acumulan residuos de plásticos a lo largo de al menos un kilómetro.
«La situación en Beago es alarmante, ya no hay peces debido a la contaminación y la actividad pesquera se ha abandonado», lamenta Paul Abé Bléssoué, el jefe de la aldea, de 73 años.
El anciano acusa a los residuos urbanos e industriales de Yopougon, el mayor suburbio de Abiyán, de haber transformado su aldea de 3.000 habitantes en un vertedero a cielo abierto y poner en riesgo su misma existencia.
«Si no tenemos cuidado, Béago podría desaparecer en algunos años, abandonado por sus habitantes», dice cerca de dos manglares, las últimas plantas acuáticas todavía presentes.
Según Yaya Koné, presidente de Coliba Africa, una sociedad especializada en el reciclaje de residuos de plásticos, «460.000 toneladas» de estos desechos «se producen cada año en Costa de Marfil, más de la mitad (290.000 toneladas) en Abiyán», una metrópolis de casi seis millones de personas.
De ellas, «solamente un 3 por ciento son reutilizadas y valorizadas». El restante 97% «se encuentran en la naturaleza, principalmente en la laguna y en el mar», afirma Koné, recordando que «desgraciadamente el plástico no puede degradarse por completo».
Su firma acaba de lanzar un proyecto para formar a 6.000 colectores de residuos plásticos.
«Los objetos de plástico son las substancias que más contaminan nuestras bahías», explica Ayenon Séka, del Instituto de Geografía Tropical de la Universidad de Cocody, en Abiyán.
Alrededor de la bahía de Biétry, un barrio donde viven numerosos europeos, situado no lejos del campo militar francés y del aeropuerto internacional, la extracción de arena y la construcción anárquica de terraplenes se suman al problema de la contaminación.
Bahía muerta, paraíso perdido
«La bahía de Biétry es una bahía muerta, por la contaminación extrema, una verdadera catástrofe ecológica», dice el industrial Bernard Derrien, de 76 años y residente en Bietry desde 1998.
«1,6 millones de metros cuadrados en la superficie» de la bahía «han sido arrasados para instalar fábricas», añade.
Gérard Frère, un francés que vive en Abiyán desde hace 67 años, propietario de un hotel en la bahía, recuerda con nostalgia los días pasados.
«En Biétry, estábamos en un rincón de paraíso. Ahora es un refugio de +poto-poto+», el término popular usado para describir un lodazal infestado de mosquitos y expuesta constantemente a las inundaciones, explica.
Especializado en la pesca deportiva, su actividad ha caído a la mitad debido a «la contaminación que desanima a muchos adeptos. Porque esto es lo más contaminado dentro de lo contaminado», protesta.
Según él, «hay 30 centímetros de plástico en el fondo de la laguna».
Ante esta situación, numerosos expertos abogan por la instalación de una amplia red de saneamiento del agua de la laguna.
«Debe ser ahora, si no será demasiado tarde para reaccionar», advierte Bernard Derrien, que pide «trabajos de muy gran envergadura, una red de saneamiento de la ciudad de Abiyán para parar esta contaminación y devolver la laguna a su estado original».
Especialista en teledetección aplicada a la oceanografía en la universidad de Abiyán, Kouadio Affian se muestra pesimista porque en Costa de Marfil la gente no es consciente de que «lanzando una botella de plástico en la calle, se la podrá encontrar en la laguna».
«Abiyán mi laguna», una asociación creada recientemente por ribereños del barrio de Biétry, quiere promover una campaña de descontaminación para salvarla. Ahora, lamentan, ya no hace justicia a su nombre de «perla de las lagunas».
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