Ucrania.

Antes de la invasión rusa, un soldado ucraniano trabajaba en la construcción. En cuestión de semanas acabó en el frente, en el este, bajo constante fuego de artillería enemiga.

Cuenta que a veces cuando se tiraba al suelo para cubrirse, sacaba su teléfono y entre los estallidos ensordecedores, buscaba una foto de su hijo de 7 años que vive en Kiev.

“Veía a mi hijo antes de acostarme, ya que si no parábamos a los rusos ahí donde yo estaba, podrían llegar otra vez a Kiev. Pensaba en mi hijo y me preguntaba: ¿será otra persona quien críe a mi hijo?”, contó el soldado.

Este ucraniano no quiso dar detalles, pero cuenta que sufrió un traumatismo y un colapso nervioso. Ahora es uno de los 150 pacientes del centro de rehabilitación cuya ubicación debe permanecer en secreto para evitar ataques.

Algunos sufren de estrés postraumático, un problema psicológico; otros tienen lesiones cerebrales traumáticas que pueden ser ocasionadas por las ondas de las explosiones.

Los síntomas en ambos casos pueden ser riesgo de suicidio, depresión, insomnio e ira. Un portazo o un petardo pueden generar la aterradora sensación de que está bajo ataque.

El soldado ucraniano recibe un tratamiento de tres semanas con psicoterapia, charlas grupales, paseos y masajes y dice que acatará la decisión de los médicos de si debe regresar al frente.

Históricamente hay reportes de soldados que se sienten estigmatizados por sus trastornos de estrés postraumático, sienten que la sociedad no entiende o se niega a entender lo que les pasa, pero la directora del centro de rehabilitación cree que eso no ocurre en Ucrania.

“Es importante para ellos saber que nosotros los apoyamos, que hay una retaguardia confiable, que hay gente que los respeta y está orgullosa de ellos y nosotros se los recordamos constantemente”, dijo la directora.

El soldado combate desde el 2014. A él le gusta observar los murales del centro para subirse la moral. “Estar con los psicólogos ayuda mucho. Que una persona esté entera con brazos y piernas no significa que esté bien: su psique está mal”, añadió el soldado.

Hay recuerdos que perturban a este ucraniano, como cuando sus compañeros entraron a un pueblo que había estado ocupado: los rusos habían asesinado a gente, les habían atado explosivos y los habían enterrado. Los compañeros de este soldado le marcan a diario para que vuelva, él sabe que será difícil, pero sabe que tiene que hacerlo.