Nairobi.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha oficializado una reclasificación científica de las jirafas que reconoce la existencia de cuatro especies distintas del mamífero terrestre más alto del mundo, informó este jueves la organización.
Este cambio rompe con la concepción anterior de que todas las jirafas pertenecen a una sola especie con varias subespecies y marca un hito para la conservación de estos animales únicamente encontrados en estado salvaje en África, dijo la UICN en un comunicado.
La evaluación, realizada por el Grupo Especialista en Jirafas y Okapis de la Comisión de Supervivencia de Especies (GOSG, por sus siglas en inglés) de la UICN, se basó en un exhaustivo análisis genético, morfológico y biogeográfico.
Los expertos del grupo de trabajo, creado en 2024, concluyeron que las diferencias entre varias poblaciones de jirafas son lo suficientemente significativas como para elevarlas al rango de especies separadas, reflejando historias evolutivas distintas.
Así, la nueva clasificación establece oficialmente la existencia de cuatro especies principales: jirafa del norte (Giraffa camelopardalis), jirafa reticulada (Giraffa reticulata), jirafa masái (Giraffa tippelskirchi) y jirafa del sur (Giraffa giraffa).
Dentro de cada una se reconocen diversas subespecies, como la jirafa nubia y la jirafa kordofán, ambas bajo la jirafa del norte, o la jirafa angoleña y la jirafa sudafricana, incluidas en la jirafa del sur.
“Este hito refleja la mejor ciencia disponible y proporciona un marco estandarizado a nivel global para orientar la conservación”, afirmó Michael Brown, copresidente del GOSG y coordinador científico de la Fundación para la Conservación de la Jirafa.
Según Brown, reconocer la existencia de estas especies separadas permitirá realizar evaluaciones más precisas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN y diseñar estrategias de protección más efectivas.
Incertidumbre taxonómica y «declive silencioso»
Durante más de un siglo, las jirafas fueron clasificadas como una sola especie con nueve subespecies, pero estudios genéticos publicados en la última década comenzaron a cuestionar esa visión, por las profundas diferencias registradas mediante el estudio del ADN nuclear y mitocondrial, explicó la UICN.
Los expertos revisaron todos los datos disponibles, incluyendo análisis de cráneos, estructuras óseas y la influencia de barreras geográficas como ríos, el valle del Rift y zonas áridas que aislaron poblaciones a lo largo de su evolución.
Según la organización, la reclasificación no es solo un ajuste científico, sino una medida con consecuencias directas para la conservación, ya que tratar a todas las jirafas como una sola especie diluía la gravedad de las amenazas que enfrentan poblaciones específicas.
Ahora, con evaluaciones separadas, será posible identificar con mayor precisión qué especies se encuentran en riesgo crítico y cuáles mantienen poblaciones más estables.
Pese a su imagen icónica y amplia distribución, las jirafas han experimentado un llamado “declive silencioso”: según la UICN, sus poblaciones han caído cerca de un 30 % en las últimas tres décadas, por la pérdida de hábitat, la caza furtiva y la inestabilidad y los conflictos en varios países africanos.
La nueva clasificación ayudará a visibilizar ese declive, que en algunas especies es aún más pronunciado, como en regiones de Sudán del Sur, República Democrática del Congo y Níger, donde las jirafas del norte sobreviven con números alarmantemente bajos y algunas de sus subespecies podrían llegar a extinguirse en el futuro.
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