Iberoamérica.

¿Cuál es el origen de nuestro sistema de cronometraje? El día tiene 24 horas, cada una de las cuales está dividida en 60 minutos. Esto se basa en un antiguo sistema de conteo desarrollado por los babilonios.

Estos vivieron 3.000 años antes de nuestra era en Mesopotamia. Usaban el pulgar izquierdo para contar los segmentos de los otros cuatro dedos que en total sumaban 12, un número sagrado para los babilonios.

Aún no sabían que la Tierra necesita un día para rodar sobre su eje. Veían simplemente el día claro y la noche oscura, y los dividieron en 12 horas de duración.

Para subdividir las horas, usaban los cinco dígitos de la mano derecha para contar hasta 12 con los segmentos de la mano izquierda sumando 60.

Los astrónomos úsaban el número 60 como base para sus cálculos, lo que posibilitó registrar y luego predecir los movimientos de las estrellas y los planetas.

La invención del péndulo hizo importante el número 60 para el cronometraje. Los humanos empezaron luego a construir precisos medidores de tiempo llamados relojes. Eso acabó con la práctica de contar el día y la noche como entidades separadas.